Los muertos por la represión de las protestas en Siria exceden los 1.100 y los detenidos son más de 10.000, y entre ellos hay mujeres y niños, según denunció ayer la Alta Comisaría de la ONU para los Derechos Humanos.
«Hemos recibido numerosos datos reflejando el excesivo uso de la violencia por parte de las fuerzas sirias contra los civiles, la mayoría de ellos manifestantes pacíficos», como señaló un informe presentado al Consejo de Derechos Humanos.
El documento, que cubre el período de conflicto que va del 15 de marzo (inicio de las protestas populares) al 15 de junio, desvela que «civiles desarmados no violentos» fueron blanco «de francotiradores ubicados en los tejados de edificios públicos y de tanques militares desplegados en zonas muy densamente pobladas».
Asimismo, indica que se utilizaron helicópteros de combate para atacar la ciudad de Jirs al-Shughur, donde se concentraron las acciones bélicas de los últimos días, que han causado la huida de miles de personas y que cerca de 9.000 cruzaran la frontera con Turquía, la mitad de ellos niños.
Sin embargo, el organismo de la ONU aclaró que sus colaboradores no pudieron entrar en Siria, lo que impidió la recogida directa de información. Por esa razón, para emitir este dossier preliminar dependieron de organizaciones y defensores de los derechos humanos, así como del testimonio de las propias víctimas o de testigos de los abusos cometidos en Siria.
La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, dirigió tres cartas al Gobierno sirio pidiendo que se permitiera la entrada de la misión encargada de investigar el país, pero no recibió respuesta alguna.
Sobre las detenciones, el organismo indicó que dispone de información, incluidos vídeos y fotos, que da cuenta del uso de la tortura y, aunque reconoce que no ha podido verificar su exactitud, apunta que son denuncias creíbles en la medida en que coinciden con otras provenientes de fuentes distintas.
Mientras, el más alto organismo oficial encargado de velar por la protección de los Derechos Humanos denunciaba el elevado número de muertos y detenidos durante la represión de las protestas en Siria, miles de personas participaban ayer en una manifestación en Damasco en apoyo al régimen del presidente Bachar el Asad, sin que haya cesado la represión del Ejército a las protestas de los opositores en la provincia septentrional de Idleb.
La autovía de Mezzeh, en la capital, apareció cubierta por una enorme bandera siria de tela de 2.300 metros de longitud y 18 de ancho, según las imágenes difundidas por la televisión estatal siria.
La multitud de participantes en la marcha se posicionó a favor de la unidad nacional y expresó su rechazo a la injerencia extranjera en los asuntos internos de Siria. «Con sangre y espíritu te salvamos Bachar», fue una de las consignas coreadas por los manifestantes, que portaron también imágenes con el retrato del dirigente.
Bajo el lema «Levanta con nosotros la bandera siria más grande», esta campaña fue lanzada por grupos de jóvenes, según la agencia oficial Sana, que cifra el número de asistentes en cientos de miles. Uno de los organizadores, Rabi Dibeh, dijo a la agencia que la campaña se inició con el himno nacional y que se guardó un minuto de silencio para «honrar a los mártires civiles y del Ejército caídos en combate».
