Peraita es el ingeniero jefe de Vías y Obras del Ayuntamiento. Bajo su supervisión ha estado el agua de la ciudad desde 1990. Una ciudad que le pareció de otro mundo al llegar a aquí desde Madrid, pues “en la radio se oían jotas y necrológicas”. Reconoce que Segovia ha mejorado mucho, aunque “algo que no ha cambiado, son las necrológicas en la radio”.
Este burgalés llegó a Segovia en 1978 para trabajar con Moisés López, en Molsa, una fábrica de estructuras situada en el Puente Hierro. “Entones, como ahora, había muy poco trabajo para los jóvenes. Fue un amigo quien me aviso del puesto por si me interesaba”.
Por entonces, Peraita vivía ya en Madrid a donde se habían trasladado sus padres cuando él tenía 5 años. Acabada su etapa en Molsa, pensó en volverse a Madrid, pero a su esposa Mercedes, médica de profesión, le ofrecieron trabajo aquí y “decidimos quedarnos, porque yo ya me dedicaba al ejercicio libre de la ingeniería”.
Fue en 1990 cuando saca una plaza de ingeniero en el Ayuntamiento, donde coincide con Juan Antonio Perteguer. “Aunque con él no estuve mucho, hicimos una buena relación, pues estaba muy preocupado por el tema del agua, ya que históricamente los segovianos no bebían el agua del grifo. Se conocía muy bien la traída del agua, y se empieza a invertir en infraestructuras”.
Es con Ramón Escobar como alcalde con quien trabaja más tiempo. “Es la época de bonanza económica, se notan las ayudas europeas, se empieza a hacer la depuradora de aguas residuales, el Rancho del Feo, se estudia el trazado del AVE, se informan los aparcamientos de Fernández Ladreda, se corta el tráfico del Acueducto y se hacen la glorietas. De ahí que me apodaran `Santiago, el glorietas´”.
Menos tiempo coincidió con José Antonio López Arranz y con el actual alcalde Pedro Arahuetes, pues entre 2001 y 2012, con un pequeño intervalo, pasa a trabajar en Valladolid de la mano primero de la entonces directora general de Calidad de Aguas, Silvia Clemente, luego consejera de Medio Ambiente y de Cultura.
Ingeniero jefe de la sección de Vías y Obras del Ayuntamiento de la capital, Peraita asegura que “el agua en Segovia es de gran calidad”. Defiende que siempre se ha podido beber del grifo, aunque reconoce que ahora está todo más controlado.
Se siente segoviano, como sus cuatro hijos: Santiago, Miguel, Juan y Merche, si bien dos de ellos por circunstancias familiares nacieron en Madrid.
Aficionado al baloncesto, que sigue practicando, le gusta pasear por las placitas del casco antiguo y las vistas desde el Alcázar.
Especial recuerdo tiene para los que iniciaron el fútbol en Nueva Segovia, que fueron entrenadores de sus hijos. Así cita a Pepe Chapuzas, Peru, Ricardo, Javi o Mariano Chocolate, ya cuando sus hijos pasaron a la Segoviana.
