El jefe del ‘comando Otazua’ de ETA, Daniel Pastor, pidió ayer a la Audiencia Nacional, en el inicio del juicio por el asesinato del brigada segoviano Luis Conde el 29 de septiembre de 2008 en Santoña (Cantabria), que se le expulsara de la sala, tras negarse a declarar en el día en el que, según dijo, “se han incumplido los derechos de los ciudadanos vascos con represión en las calles”, en referencia a la operación que ha culminado con 18 miembros de la organización Herrira, de apoyo a los presos de la banda terrorista.
“No voy a responder a ninguna pregunta de este tribunal, que defiende el amparo a la tortura, y mucho menos en el día de hoy que se han incumplido los derechos de los ciudadanos y ciudadanas vascas con represión en las calles. Pido de forma voluntaria ser expulsado de esta sala”, manifestó en el juicio en el que se enfrenta junto al resto de miembros del comando, Iñigo Zapirain y Beatriz Etxebarria, a 486 años y medio de cárcel.
Tanto Iñigo Zapirain Romano, ‘Aritza’, y Beatriz Etxebarria Caballero, ‘Kot’, se negaron a declarar en la vista oral manifestando que “no reconocen la legitimidad” del tribunal, si bien Etxebarria aprovechó para afirmar que las declaraciones que prestaron en sede policial fueron hechas «bajo torturas». En el momento en el que la fiscal Dolores Delgado ha hecho alusión a las declaraciones que prestó Beatriz Etxebarria ante la Guardia Civil tras ser detenida, la acusada ha aprovechado para completar su intervención inicial y añadir en voz baja que estos interrogatorios se hicieron «bajo torturas».
La fiscal Dolores Delgado considera a los acusados culpables de un delito de asesinato terrorista, otros 25 en grado de tentativa, uno de estragos terroristas y un delito de uso de vehículo de motor ajeno. Además, reclama que indemnicen con 500.000 euros a los familiares del brigada fallecido y con las cantidades que determine el tribunal a los heridos. Según su escrito de conclusiones provisionales, los tres procesados colocaron un coche-bomba en la calle Almirante Carrero Blanco de la localidad cántabra, frente al Patronato Militar ‘Virgen del Puerto’ para que hiciera explosión a la 1.00 de la madrugada. Antes de la explosión, que mató al brigada y provocó heridas a otras seis personas, Daniel Pastor llamó a la central de la DYA en San Sebastián advirtiendo de la existencia del explosivo, que estaba compuesto por una mezcla de nitrato amónico y aluminio en polvo reforzada con exógeno. La onda explosiva alcanzó a Conde, que falleció poco después en un centro sanitario.
Por su parte, la viuda del brigada Conde ha desvelado que se enteró de una «manera horrible», a través de la radio, del atentado que había sufrido su marido. «Las pesadillas que yo he tenido son muy grandes, desde ese momento esa sensación no se la deseo ni a mi peor enemigo», añadió. «Me enteré de la manera más horrible que te puedes enterar, por una radio», ha revelado la viuda, que ha rememorado que llamó entonces por teléfono a su cuñado para pedirle que su hijo acudiera a ver a su padre que «estaba muy mal». Tras ello, ha denunciado la sensación de «abandono» que sufrió a lo largo de las dos horas que tardó en saber que su marido había muerto.
«Simplemente me sentí sola. A una víctima nunca se le debe dejar sola, mi marido murió y la sensación de impotencia es muy grande. Estaba bloqueada, es una sensación de abandono», ha relatado, para añadir que esa noche recogió las pertenencias de Conde en la residencia militar y fue trasladada a un hotel.
