Los combates en la ciudad de Alepo dejaron ayer un balance de 168 muertos. Los rebeldes siguen atrincherados en tres barrios mientras resisten los bombardeos del régimen de Bashar al Asad, que proclamó su victoria en Damasco. Mientras, el secretario general de la Liga Árabe, Nabil Elaraby, afirmó que se están perpetrando crímenes de guerra y podrían ser objeto de una investigación y un juicio en instancias internacionales. De hecho, un fiscal dimitió al investigar una matanza de suníes: «Hubo niños a los que se disparó a un metro de distancia».
