En España no sobran alumnos ni titulados, las universidades no tienen un problema de tamaño ni son demasiadas, no todos los profesores son investigadores y no todos los titulados son mileuristas, ni lo son toda la vida, según se desprende del estudio Universidad, universitarios y productividad en España de la Fundación BBVA-IVIE.
El presidente de este organismo, Rafael Pardo, subrayó la oportunidad de este informe, cuyas conclusiones se exponen después de dos años de investigación, y que sirve para «arrojar luz» sobre la realidad académica española, que es «un componente del sistema productivo, que necesita un análisis en profundidad».
La permanencia de carreras con escasa demanda -el 29 por ciento de los títulos tienen menos de 40 alumnos de nuevo ingreso-, el bajo rendimiento de una parte del alumnado y el pago a todo el profesorado estable para investigar, a pesar de que menos de la mitad acredita resultados, son, sin embargo, las principales ineficiencias de la universidad nacional, tal y como enumeró el director del texto, el catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, Francisco Pérez.
En cuanto a la investigación, el documento indica que solo una minoría del profesorado acredita resultados con regularidad y que hasta 2009 uno de cada cinco docentes tenía reconocidos todos los tramos en esta materia. Así, los expertos anotan que el 69,5 por ciento de los catedráticos y el 40,6 por ciento de los profesores titulares investigan.
También se advierte de «importantes fallos» en la selección de personal y en el control de rendimiento dentro de los centros, derivados de la falta de movilidad de estos profesionales, de la escasa competencia efectiva o de «pobres» trayectorias investigadoras de los contratados.
En España, un grupo de 18 universidades públicas, en las que estudia el 36 por ciento del alumnado, lleva a cabo más de la mitad de la producción científica. Asimismo, en el otro extremo hay otro grupo, conformado por el mismo número de centros que forman otro tercio de alumnos, que producen un 20 por ciento del total de trabajos publicados. Este patrón se repite en EEUU y en Europa, pero en el caso patrio la concentración investigadora es menor, así como la especialización de los centros.
Aunque el 75 por ciento de la producción científica española se realiza en las universidades, éstas representan el 13,1 por ciento de las patentes.
Respecto a las posibilidades laborales, el informe indica que poseer una diplomatura en lugar de la ESO aumenta la probabilidad de ser activo en 21,8 puntos, y este incremento se eleva hasta el 25,2 por ciento en las licenciaturas, a pesar de la crisis. Además, subraya que el mayor nivel educativo permite acceder con más facilidad a un contrato indefinido y que la prima salarial asociada a una carrera es «importante», pero tarda «bastante» en manifestarse plenamente.
La rendición de cuentas, el cambio en los sistemas de financiación orientados hacia la eficiencia y los resultados, una mayor especialización del profesorado, internacionalización y formación continua son algunas de las propuestas para la mejora del sistema.
