El duelo mantenido entre las cofradías segovianas y el mal tiempo a lo largo de la Semana Santa finalmente se decantó en el «dia grande» del Triduo por la meteorología, que empleó para ganar la batalla las las mejores armas del invierno con nieve y bajas temperaturas.
A primera hora de la mañana, una fuerte nevada dejaba un manto blanco sobre la capital que auguraba las complicaciones que se sucedieron durante todo el día. Aunque la nieve fue desapareciendo a lo largo de la mañana del suelo, las cofradías que completaron sus traslados procesionales en el primer tercio del día tuvieron que combatir contra el blanco elemento que no dejó de caer hasta bien entrada la tarde.
Así, el traslado de las cofradías de San Marcos y el Cristo de los Gascones pudieron realizarse con relativa normalidad, pero la cofradía de la parroquia de San Millán tuvo que soportar en sus espaldas una fuerte nevada, pese a que retrasaron la salida una hora con respecto al cronograma establecido. En esta ocasión, los plásticos que protegían las dos hermosas tallas de Aniceto Marinas resultaron providenciales para llevar a cabo el recorrido sin ningún problema.
La tregua temporal que dejó el tiempo durante la tarde y hasta las primeras horas de la noche hizo albergar esperanzas a las cofradías de poder realizar la procesión sin inclemencias meteorológicas, conforme a las previsiones de la Agencia Española de Meteorología (AEMET), que señalaban la ausencia de precipitaciones a partir de las nueve de la noche.
Conforme a esta previsión, la Junta de Cofradías reunió en la sacristía de la Catedral minutos antes del inicio de la procesión a los responsables de las hermandades para proponer el retraso de 30 minutos sobre el horario inicialmente previsto. Los hermanos mayores y presidentes de las cofradías mantuvieron un debate sobre la conveniencia de salir en procesión con las imágenes protegidas con plásticos, y finalmente se optó por dejar al criterio de las cofradías el empleo de protección para sus imágenes, así como confiar en los pronósticos y retrasar el inicio de la procesión.
De este modo, las cofradías salieron desde la puerta de San Frutos de la Catedral a las 20,55 horas, pero ni siquiera este retraso consiguió espantar la amenaza de la lluvia, que comenzó a hacerse presente de forma débil nada más salir la primera de las cofradías de la Catedral y que fue aumentando gradualmente su intensidad a medida que avanzaba la noche.
Álgunas cofradías, como la de San Millán, decidieron salir a la procesión con las imágenes cubiertas con lonas de plástico transparente, mientras que otras como San Marcos o Santa Eulalia, cubrieron sus pasos con plásticos tras iniciar el recorrido, según iba avanzando la lluvia.
El chaparrón arreciaba y las cofradías se vieron obligadas a apretar el paso para evitar en lo posible que el agua dañara las valiosas tallas, y algunas de las cofradías, como la de San Andrés, volvieron sobre sus pasos saliéndose de la carrera oficial para regresar rápidamente a la Catedral.
El resto de hermandades aceleraron el paso como la de la Soledad Dolorosa, que atajó por la calle de San Francisco para buscar rápido refugio en la iglesia de Santa Eulalia, mientras que la sede de la Comandancia de la Guardia Civil cobijó al Santo Cristo de la Cruz de la cofradía del Cristo del Mercado, con la esperanza de que el agua permitiera a la imagen regresar a su lugar de origen.
La lluvia también impidió el normal y tradicional desarrollo de la “Procesión del Santo Entierro” en Zamarramala, que llevó a cabo el Via Crucis en el interior de la iglesia de la Vera Cruz; pero sin perder un ápice del silencio y la solemnidad que caracterizan uno de los actos devocionales más singulares de la Semana Santa en Segovia.
Tanto en Segovia como en Zamarramala, el público aguantó estoicamente el retraso en el inicio de la procesión, así como el frío y la lluvia de una noche que invitaba más a quedarse en casa que a salir a la calle. Imbuida del espíritu resignado de un fin de semana para olvidar, una señora, paraguas en mano comentaba con su compañera mientras enfilaba la Calle Real desde la Plaza Mayor: «Esta agua tiene que venir muy bien para el campo y para que se llenen los pantanos». Que así sea.
Nervios y smartphones en la Catedral
“Siempre que llueve, escampa”. Esta optimista filosofía era esgrimida por muchos de los integrantes de las cofradías que esperaban en el interior de la Catedral el inicio de una procesión amenazada por la presencia de la lluvia. Ni siquiera esta inyección de optimismo fue capaz de mitigar los nervios de los cofrades, con el triste recuerdo de la Semana Santa de 2011 aún vivo en su memoria donde también el mal tiempo fue el protagonista. Los teléfonos móviles y la tecnología 3G ofrecían la posibilidad de consultar las páginas web relacionadas con la meteorología, que ofrecían versiones muy ajustadas a la previsión oficial de la AEMET que sirvió como base para la decisión de la Junta de Cofradías de iniciar la procesión. A medida que las cofradías salían de la Catedral, fueron comprobando en sus propias carnes que la predicción del tiempo no es una ciencia exacta, y que el porcentaje “cero” de precipitaciones previsto por los meteorólogos durante el tiempo que duró la procesión no se cumplió. Pero si para algunos el móvil era instrumento de análisis predictivo, para los más jóvenes sirvió como eficaz entretenimiento para mitigar la tensa espera antes de la procesión, bien a través de juegos o comunicándose con sus amigos a través de las redes sociales.
