Con el ritmo marcado por el tambor y el apoyo de un reproductor de CD en el que suenan las marchas, la cuadrilla de cargadores del trono de la Cofradía de la Esclavitud del Santo Cristo de la Cruz sigue al pie de la letra las órdenes del capataz para marcar los distintos pasos procesionales portando la parihuela de ensayo en la que una vara metálica en el centro y varios sacos terreros intentan remedar las dimensiones y el peso que tendrá el verdadero trono, obra del ebanista vallisoletano Ángel Martín. El lugar de ensayo se sitúa las calles del propio barrio, donde los cargadores añaden al esfuerzo de soportar el peso de la carga la habilidad para sortear los coches que pasan a escasos centímetros, que sin duda también les sirve de entrenamiento para el traslado procesional.
La Cofradía del Cristo del Mercado decidió este año dar un paso adelante para recuperar la tradición de emplear la fuerza de la pasión de los cofrades como elemento de transporte de sus veneradas imágenes; y ha «echado el resto» para dotar a la imagen del «cristo de las faldillas» que custodia desde hace casi tres siglos de un trono adecuado así como de una cuadrilla preparada a tal fin.
Desde el pasado mes de febrero, los 18 cargadores que aceptaron voluntariamente el reto de poner sobre sus hombros a la imagen titular de la cofradía dedican gran parte de su ocio a perfeccionar el ritual y el ritmo que exige un traslado procesional realizado con esta técnica. Con disciplina militar, todos ellos asumen las órdenes emanadas cuando el martillo del capataz golpea el lateral de la parihuela -que será una campana cuando tenga lugar la procesión- tanto para levantar y bajar el paso, así como todas las que va pronunciando de viva voz para acelerar o atenuar el paso de los cargadores.
David Matarranz, presidente de la cofradía, destacó el esfuerzo realizado para recuperar esta tradicional manera de participar en la Semana Santa, y agradeció el apoyo recibido por parte de la Feligresía de la parroquia de San Andrés, pioneros en el traslado procesional de las imágenes de esta forma, que han asesorado a la cofradía debutante.
En las calles del polígono de Hontoria, el tráfico no es problema para los costaleros de la Cofradía del Recogimiento de la parroquia de Santa Eulalia, que desde hace varias semanas se reúnen en la tarde del domingo para ensayar con el voluminoso trono en el que portarán a costal la imagen del Santo Cristo de la Esperanza en la hermosa «procesión de los Cinco Misterios» que el Martes Santo discurre por las calles del barrio.
Son 30 los costaleros -24 bajo el paso y seis de refresco- que se han prestado a participar en esta experiencia, que une la devoción a la máxima exigencia física que supone cargar con el peso de un trono y una imagen que puede alcanzar los 700 kilos, en un peculiar «baile» que debe combinar la solemnidad de la procesión con el ritmo necesario para hacerla ágil. En este caso, el asesoramiento tiene un marcado acento andaluz, de la mano del capataz de la Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo del Perdón de Jerez de la Frontera (Cádiz), Sergio Barea, que ha aportado toda su experiencia en este tipo de traslados para hacer realidad esta «misión de hermanos», como el mismo definió.
Con todo nuevo
La Hermandad de Nuestra Señora del Rocío se suma también a esta iniciativa en su primera participación oficial en la Semana Santa segoviana, que tendrá lugar el Domingo de Resurrección en la «Procesión del Encuentro»; donde los hermanos de la virgen almontenña portarán a costal a su patrona, que protagonizará el gozoso encuentro con Cristo resucitado en la última procesión del Triduo Sacro.
Los costaleros de la hermandad han elegido la iglesia del Seminario para completar la necesaria preparación, que tendrá su ensayo general el próximo 29 de marzo, donde se empleará el trono creado para transportar la reproducción de la imagen de la «Blanca Paloma» realizada por el ebanista J.C. González
