Solemnidad, austeridad y brevedad fueron las características de la celebración en Valladolid del Día de las Fuerzas Armadas, un acontecimiento marcado por la reaparición en público del Rey. Aunque salió del coche ayudado por una muleta, Don Juan Carlos permaneció de pie, sin ningún apoyo, durante los 45 minutos que duró el acto, en el que se homenajeó a la bandera y a los caídos.
La «rapidísima» recuperación tras la intervención quirúrgica a mediados de abril permitió al monarca asistir a la celebración, aunque no pasó revista a la fuerza y accedió a través de una rampa a la tribuna, donde recibió honores militares.
El monarca, acompañado por la Reina y los príncipes, fue recibido en la Plaza Mayor con aplausos y gritos de ‘¡viva el rey!’ y ‘¡viva España!, mientras las campanas del Ayuntamiento anunciaban las doce del mediodía. A su lado, doña Sofía fue quien se mostró más efusiva con las cerca de 3.500 personas que abarrotaban la Plaza.
El jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante general Fernando García Sánchez, fue el encargado de dirigir la ceremonia, y el responsable de recibir a las autoridades que desde una hora antes fueron llegando a las inmediaciones de la Plaza Mayor. El delegado del Gobierno, Ramiro Ruiz Medrano, y la presidenta de las Cortes Regionales, María Josefa García Cirac, fueron los más madrugadores, mientras que el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, y el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, junto al ministro de Defensa, hicieron su aparición cerca del mediodía. El ministro del Interior, Jorge Fernández, esperaba ya junto a la Tribuna Real.
Prolegómenos. La Compañía de Honores y Escuadra de Gastadores del Regimiento de Caballería Farnesio número 12; la Banda y Música del Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey número 1; la Agrupación de Apoyo Logístico 61 de Valladolid del Ejército de Tierra; las secciones de honor de las fragatas Almirante Juan de Borbón, Álvaro de Bazán y Cantabria; y la Escuadrilla de Honores del Ejército del Aire y el Grupo Rural de Seguridad número seis de la Guardia Civil estaban formadas a la llegada de Sus Majestades.
Cálido recibimiento
Tras saludar a las autoridades, los Reyes y los Príncipes recibieron los honores con todos los invitados en pie aplaudiendo y el público asistente
regalando una cálida bienvenida a los monarcas. Tras la interpretación del himno español, se inició el homenaje a las Fuerzas Armadas, a la bandera española y a la docena de militares que dieron su vida por la patria en el último año.
Dentro de las conmemoraciones por el bicentenario de la Constitución Española de 1812, más conocida como La Pepa, irrumpió en la Plaza Mayor una escolta a caballo de la Guardia Real, que anunciaba la entrada de las banderas coronelas de unidades que participaron en la Guerra de la Independencia, seguidas de la banda de clarines y timbales de la propia Guardia Real.
Uno de los momentos más esperados era el salto sobre la ciudad, desde más de 1.200 metros de altura, de dos de los 16 efectivos de la Patrulla Acrobática de Paracaidismo del Ejército del Aire. Con precisión milimétrica, y tras el compañero que le servía de guía, el cabo primero vallisoletano Luis Marcos Gonzalo Reguera tomaba tierra portando la bandera de casi 40 metros cuadrados y 15 kilos de peso que presidió la celebración.
El silencio sepulcral del izado de la bandera, al lado de la escultura del Conde Ansúrez, repoblador de la ciudad, se rompió con un ‘¡Viva España!’ que dejó paso a otros espontáneos vítores, antes de que los familiares de los militares fallecidos en el último año tomaran protagonismo en un emotivo tributo a los caídos, a quienes recordaron con una simbólica corona de flores.
Unas palabras del obispo castrense dieron paso a una nueva interpretación, más emotiva si cabe que la primera, del himno de España, seguido por la canción ‘La muerte no es el final’ y una brusca salva que precedió al fugaz vuelo de la Patrulla Águila que dejó tras de sí un rastro de humo rojigualda que recreó en el cielo vallisoletano la bandera española. Ése fue el final.
