El español Rafa Nadal aseguró ayer de manera tajante que «en España no hay un problema con el dopaje» y afirmó, que, aunque es el primero que quiere un «deporte limpio» y con controles, no está de acuerdo con las formas, porque le parecen injustas y que atentan contra «la privacidad de los deportistas».
«No tenemos ningún problema, el dopaje existe en España, en Francia y en cualquier sitio porque siempre hay gente dispuesta a hacer trampas», señaló. «Estoy seguro de que no hay ningún deportista de élite que esté compitiendo y esté dopado, es imposible».
El balear fundamentó esta afirmación en la «brutalidad» de los controles. «Tengo que decir los 365 días del año dónde voy a estar y reservar una hora por si me toca», indicó, y criticó el sistema ‘Adams’ de localización.
El manacorí no está de acuerdo ya que, por ejemplo, a las tres faltas por no acudir al control, «te ponen un año de sanción. Es un atentado contra la privacidad, y como persona no puede ser correcto lo que pasamos. Ahora bien, vaya por delante que soy el primero que quiere un deporte limpio, pero con las formas no puedo estar de acuerdo», manifestó.
Además, dejó claro que siempre ha tenido su «domicilio fiscal en Mallorca» y que, por tanto, ha tributado siempre en España, que es lo que le toca «como ciudadano», reconociendo a su vez que sus sociedades han pagado «más de 20 millones de euros» en estos años.
En este sentido, el balear arrojó luz a este asunto y explicó los pasos que desde el principio se han dado con respecto. «Las sociedades sí que han estado varios años en Guipúzcoa, pero porque tenemos relación con gente de San Sebastián y, en teoría, porque había ventajas fiscales, «siempre dentro de la legalidad».
«Las ventajas no han sido tales y el año pasado se trasladaron a Mallorca. Son muchos millones los que en general he pagado a este país, que es lo que me toca como ciudadano, pero es que lo he hecho», destacó.
Por último, Nadal confesó que le gustaría ser el abanderado español en los Juegos Olímpicos en Londres. «Ojalá. Me encantaría, sería una de las ilusiones de mi vida. Pero no depende de mí… Uno nunca sabe si serán mis últimas Olimpiadas. Ojalá que no, pero uno nunca sabe lo que pasara en el futuro».
