Aunque no todos creen en eso de las adaptaciones a las nuevas categorías, normalmente los conjuntos debutantes suelen sufrir algunos resultados adversos en las primeras jornadas de sus respectivas ligas, hasta que consiguen amoldar su estilo al de la competición que disputan. Esto es lo que le está sucediendo al Cuéllar Eufón, que en la jornada de ayer vio cómo se le escapaba un partido por unos cuantos errores propios, un par de aciertos ajenos, y unas decisiones arbitrales que, como sucede casi siempre, favorecieron más al equipo conocido que al debutante. Así es el deporte.
Lo cierto es que el conjunto de Jota y Félix Blanco está aún buscando su propia identidad en Tercera, y es posible que el partido de ayer le ayude a encontrarla, ya que el Cuéllar del segundo tiempo fue muchísimo mejor que el de una primera parte en la que el conjunto cuellarano, que se dedicó a esperar a su oponente, no estuvo bien ni en defensa ni en ataque, ya que la ausencia de un mediocentro defensivo obliga al cuerpo técnico a retrasar las posiciones tanto a Saúl como a Pablo, perdiendo tanto fuerza en la medular como llegada en la ofensiva.
Así, el Valladolid B se encontró muy cómodo en los primeros minutos, en los que se plantaba sin grandes problemas con ventaja ante la línea de cuatro defensores locales. Quince minutos de angustia le costó al Cuéllar Eufón encontrar el equilibrio, y aunque poco a poco fue nivelando el partido, en ningún momento se vio en condiciones de superar a un oponente que tenía toda la ventaja a la hora de filtrar balones entre las líneas. En uno de ellos Peña no controló bien en su mano a mano con Repiso. En el segundo, después de que el árbitro sacara la amarilla a Medrano por simular un penalti en una acción cuando menos difícil de ver, Rubén Díaz no falló ante el portero local, al que batió por alto.
Poco antes del final, una inocente falta en la frontal le dio a Amaro la oportunidad de demostrar su calidad a balón parado. Entre que la barrera no saltó, y Repiso se pegó demasiado a su poste, al final el esférico terminó entrando pegadito al palo derecho de la portería cuellarana.
El Cuéllar Eufón que saltó al campo en la segunda parte poco tuvo que ver con el de la primera, a efectos cuando menos de intensidad y de ambición. El equipo local dio no uno, sino dos pasos adelante, y presionó con insistencia la salida del balón de un Valladolid B que, por aquello de tener el marcador favorable, se retrasó esos dos pasos para pasar a jugar bastante más cerca de su portería, en la que Rodri pasó de inadvertido a providencial para su equipo, sacando dos claros remates de Giralda, uno desde la frontal del área pequeña y otro tras un buen remate de cabeza.
Mediado el segundo tiempo, y aunque se vio con un jugador más por la expulsión de Bardanca, el Cuéllar Eufón bajó su ritmo, y el filial blanquivioleta volvió a merodear el área de Repiso. Los cambios no surtieron efecto, el colegiado quiso compensar la justa expulsión del central pucelano sacando amarillas a cada jugador local que le protestaba una falta, y el partido murió cuando Peña, tras robar el balón en clara falta sobre Chuchi, marcó a placer el 0-3. El Cuéllar ya sabe que en Tercera los árbitros no le van a dar nada y los rivales perdonan poco. Así que toca trabajar para equivocarse lo menos posible durante los partidos para tener opciones de ganarlos. Tiempo queda de sobra para hacerlo.
