El estado de salud del expresidente egipcio Hosni Mubarak se ha deteriorado drásticamente desde que el pasado sábado ingresase en la prisión de Tora, en El Cairo, tras ser condenado a cadena perpetua. La situación es tal, que los médicos recomendaron ayer su traslado a un hospital militar con más medios o a otra clínica.
El exdirigente, de 84 años, ha sido conectado a respiración artificial en las últimas horas y, además, sufrió un colapso nervioso.
Por ello, la dirección de la cárcel donde se encuentra recluido encargó a expertos que revisen su estado de salud y estos últimos fueron los que propusieron su envío en un centro médico mejor preparado.
Según fuentes del penal de Tora, Mubarak ha sufrido desde su ingreso en la celda crisis nerviosas, depresión grave y aumento de la presión sanguínea. De hecho, el mismo sábado, antes de conocer su condena por la represión y muerte de manifestantes, tuvo que ser atendido por los servicios médicos, al registrar una importante subida de tensión.
