A falta de seis días para que se celebre la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, y con las encuestas a favor del candidato socialista, François Hollande, el líder progresista se muestra tan exultante y tan seguro de su victoria que se atreve a vanagloriarse de haber provocado a la canciller alemana, Angela Merkel, a que «abrace ahora políticas de crecimiento económico».
El exmarido de la que fuera candidata del PSF en 2007, Ségolène Royal -a quien se la ha visto en algunos de sus mítines-, aplaudió ayer el viraje germano al reclamar la implementación de medidas que fomenten el crecimiento, en consonancia con sus reiterados avisos durante la campaña electoral, y en detrimento de la doctrina de la austeridad esgrimida hasta ahora por Berlín.
El socialista atribuyó este cambio a que el país vecino ya acepta que vencerá en la segunda ronda de los comicios el próximo domingo, a pesar de que la dirigente teutona ha expresado en reiteradas ocasiones su apoyo al presidente de Francia y candidato a la reelección por el partido Unión por un Movimiento Popular, Nicolás Sarkozy.
En un acto de campaña a una semana de la cita con las urnas, Hollande aseveró que Alemania ya ha aceptado su propuesta de renegociar el pacto fiscal, aunque, públicamente, la de Hamburgo rechazó tal hipótesis.
«Durante varias jornadas, las ideas que he propuesto han estado ganando terreno, no solo en Francia, sino en toda Europa», se vanaglorió Hollande en una entrevista radiofónica. «Ahora Merkel está preparada para hacer más por el desarrollo», apostilló.
Negociación
Así, el líder progresista, al que muchos acusan de no tener carisma, celebró que «las cosas estén cambiando», y prometió aún más modificaciones después de las elecciones galas. «Antes, (ella) ni siquiera quería oír la palabra crecimiento, solo hablaba de austeridad, pero habrá una negociación, un pacto por el aumento económico».
De confirmarse los resultados que arroja el último sondeo divulgado por el instituto LH2, Hollande ganaría claramente los comicios con un 54 por ciento de apoyos, aunque Sarkozy mejoraría su marca hasta alcanzar un 46 por ciento. De ser así, el de Ruan se convertiría en el primer presidente socialista desde que François Mitterrand abandonara el Elíseo hace 17 años.
Los porcentajes de LH2 ponen de manifiesto un recorte de distancia entre ambos rivales, pues hace una semana, el progresista aventajaba en 12 puntos a Sarkozy, frente a los ocho de ahora.
Gadafi, en la campaña
Por otra parte, ha entrado en campaña el difunto líder del régimen libio, Muamar Gadafi, que pudo haber acordado financiar la campaña electoral de 2007 de Sarkozy. El montante podría haber alcanzado los 50 millones de euros, según destapó el pasado sábado el diario digital francés Mediapart. La «prueba documental», que data de 2006, ha sido provista por «antiguos altos cargos del dictador, ahora escondidos», según indicó el medio, y confirmó que Gadafi estuvo dispuesto a subvencionar la operación electoral para la Presidencia. Guardado en los archivos del servicio secreto, el escrito estaría firmado por el exjefe de la Inteligencia libia y exministro de Asuntos Exteriores, Musa Kusa.
La respuesta del todavía inquilino del Elíseo fue contundente, y acusó a los socialistas de usar este asunto como distracción de la carrera presidencial. El conservador desmintió categóricamente haber recibido dinero del fallecido tirano, y aseguró que esta «treta» terminará resultando contraproducente para su rival François Hollande en la segunda vuelta de la semana próxima. «Está claro que se trata de un intento que rebotará sobre los propios socialistas», indicó el mandatario conservador en declaraciones a la edición dominical del Le Parisien, quien añadió horas más tarde en Canal+ que «Mediapart son unos mentirosos habituales, una oficina al servicio de la izquierda».
