¿Qué secretos, hasta ahora desconocidos, ocultaba el famoso lienzo de Vincent van Gogh Los Girasoles? Aunque muy examinado en otras facetas, aún no se conocía que este óleo presentaba una mutación cuya base genética había sido, hasta el momento, un gran misterio. Pero científicos de la University of Georgia, en EEUU, revelaron ayer cuál es el cambio que provoca la aparición de este tipo de flores representadas por el artista hace más de 100 años.
Los girasoles están formados por una especie compuesta por una única espiral de pétalos largos, planos y amarillos situados en el perímetro más externo y cientos de discos tubulares individuales, que producen semillas. Sin embargo, las flores dobles mutantes de Van Gogh presentan múltiples grupos de cabezas amarillas y una proporción mucho más pequeña de discos internos.
El autor principal de este estudio, John Burke, profesor de biología de las plantas en el UGA Franklin College of Arts and Sciences, comenzó a utilizar las técnicas de cruce de variedades que empleó en el siglo XIX Gregor Mendel, contemporáneo del pintor holandés, utilizadas para crear las bases de la genética moderna.
Así, cruzaron la variedad común o salvaje del girasol con el ejemplo de doble flor y sus descubrimientos iniciales sugirieron que un solo gen dominante sería responsable de la mutación presente en estos brotes dobles.
Posteriores intercambios de las especies resultantes revelaron que un segundo cambio, recesivo tanto ante la mutación de las flores dobles como en la variedad salvaje del gen, produce un tercer tipo de planta cuya forma es intermedia, pues es alargada y amarilla, pero tubular y con estructuras reproductivas dentro de la cabeza.
Los científicos identificaron el gen responsable y lo secuenciaron para demostrar que, en la mutación de las flores dobles, la porción de gen que funciona como interruptor para encender o apagar estaba alterada, de forma que las instrucciones para fabricar los rayos más externos eran activadas en el grupo de especies que podría producir de forma natural los discos internos de los girasoles.
En la segunda mutación, la que generaba las flores tubulares, la inserción de un gen saltarín frenó la capacidad de producir rayos normales en las cabezas.
Como resultado, aparecieron capullos con forma de tubo en lugar de cabezuelas con rayos normales.
Al final, examinaron cientos de variedades de girasoles de doble flor y descubrieron que los ejemplos salvajes nunca presentaban una mutación en el gen HaCYC2c, mientras que las muestras de doble especie siempre tenían el mismo cambio en el interruptor de encender y apagar. «Todas estas evidencias, señal Burke, muestran que la mutación que hemos identificado es la misma que Van Gogh recreó en sus cuadros».
«Además de ser interesante desde el punto de vista histórico, estos resultados proporcionan pistas sobre las bases moleculares de un rasgo de estas flores económicamente importante», pues las variedades representadas en las diferentes piezas son «las que tienen un mayor mercado», concluyó.
Pero estos hallazgos no se concentran en una sola obra, ya que Los girasoles es una serie de cuadros al óleo compuesta por cinco lienzos.
El artista pintó los primeros ejemplos en agosto de 1888, cuando vivía en Arlés, en el sur de Francia. Las siguientes pinturas las creó en enero del año siguiente.
Pero este holandés empezó a deslizarse sobre los lienzos influido por las tonalidades de su residencia, ya que su casa en Arlés tenía la fachada pintada de amarillo. Eso, junto con el ardiente sol mediterráneo del sur de Francia, le inspiraron para elaborar esta colección.
Incluso, una de las pinturas, que muestra girasoles en todas las etapas de su vida, desde plenamente en flor hasta que se marchitan, decoró la habitación de su amigo Paul Gauguin.
Los lienzos fueron innovadores en el uso de todo el espectro del color amarillo que Van Gogh empleó en una gama cromática conjunta con naranjas, ocres, marrones y beiges.
El éxito de esta serie fue tal, que en 1987 obtuvo resonancia mundial la noticia de la compra de una de las obras por el magnate japonés Yasuo Goto en una subasta en Christie’s de Londres, pagando 39.921.750 dólares. El cuadro reside, en la actualidad, en el Seiji Togo Yasuda Memorial Museum of Modern Art de Tokio.
