El aeródromo de Fuentemilanos cuenta con su mayor ocupación durante los meses de estío. Alrededor de quinientas personas pasan por sus instalaciones cada temporada para practicar el deporte del vuelo sin motor.
Los aficionados a volar alto se dan cita cada verano en el aeródromo del barrio. Cuenta con cuatro pilares fundamentales dentro de sus instalaciones. En primer lugar, han ampliado su zona de parking hace unos meses, con un nuevo hangar; en total disponen de 4.000 metros cuadrados distribuidos en cuatro hangares en los que guardan los veleros, motoveleros y ultraligeros tanto de su propiedad como de clientes privados. Durante todo el año 45 veleros ocupan los servicios del aeródromo y a lo largo de la temporada se registrarán un total de 140 planeadores en las instalaciones.
Otro de los servicios del aeródromo es la escuela de vuelo a vela. Disponen de un curso de iniciación que puede realizar cualquier persona que tenga 16 o más años, que pase un reconocimiento médico y que obtenga la tarjeta de autorización de vuelo. Un curso de perfeccionamiento y otro de entrenamiento avanzado con velero privado.
La temporada de verano es la actividad más importante del aeródromo, ya que registra alrededor de quinientos clientes. La mayoría de los usuarios provienen de Alemania, Francia, Suiza y Portugal. El director de las instalaciones, Gonzalo Suárez, asegura que “los que practican este deporte suelen tener un alto nivel adquisitivo”. ”Nuestro aeródromo también trabaja con usuarios nacionales, pero con la crisis se ha notado la bajada”, añade Suárez. El objetivo de estos pilotos es salir del aeródromo hacer el mayor número de kilómetros y volver al lugar de origen. Se han llegado a registrar vuelos de nueve horas de duración y 1.000 kilómetros de recorrido, con un gasto mínimo de combustible. “Los clientes traen lo último en veleros, con una alta tecnología y unos equipos muy preparados”, subraya el director.
Es imprescindible que el piloto sepa las condiciones meteorológicas antes de iniciar el vuelo, así que desde el aeródromo se realiza un briefing todos los días explicando cada detalle. Un panel indicativo con el diagrama de ‘Stuve’ indica la situación meteorológica señalando las temperaturas máximas y mínimas, la humedad, el viento, y el riesgo de tormenta del día actual y de las previsiones de los próximos días. “Aproximadamente con 32 o 34 grados, cúmulo de nubes y poco viento, es la situación ideal para iniciar el vuelo a vela”, señala Suárez. Para la práctica de este deporte es obligatorio llevar siempre un paracaídas, y estos elementos, necesitan una revisión de al menos una vez al año. Y por ello, cuentan con el paracaidista profesional Fernando Lázaro que realiza el plegado de los paracaídas cuando es necesario.
El aeródromo, que inició su actividad en 1980, es uno de los campos de vuelo ligero con más actividad estival. Además, desde el año pasado cuenta con su propio centro de mantenimiento autorizado por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea en el que certifican que el avión está en vuelo por Aviación Civil. “Es similar a una inspección de ITV “, concreta el director.Otra utilidad ajena a la actividad comercial es la de prestar sus pistas para que los aviones de la Junta de Castilla y León carguen agua cuando haya un incendio por la zona.
