Mario Monti continúa ocupando todas las miradas en una Italia que sigue con incertidumbre su devenir político. Y es que, a pesar que el pasado viernes presentara su más que anunciada dimisión, el ya exprimer ministro transalpino ha optado por mantener en el aire sus aspiraciones de futuro, aunque hoy desvelará cuáles son sus intenciones.
Todo apunta a que Il Professore presentará una candidatura. Si bien no cuenta con un partido, si tiene el respaldo de la Unión Europea, que alaba sus medidas, y el apoyo de los medios económicos y la Iglesia. De este modo, pasaría del estátus de tecnócrata al de político.
El presidente de la república, Giorgio Napolitano, comenzó ayer las reuniones con los líderes de los principales partidos. Tras la renuncia de Monti el pasado viernes y la disolución ayer del Parlamento, comienza una dura carrera electoral que podría acabar, según se rumorea, el próximo 24 de febrero.
La primera cita de Napolitano fue con el que, junto a Monti, ha protagonizado las jornadas en Italia: Silvio Berlusconi. El exmandatario fue, precisamente, el que forzó la salida del dimisionario, al decidir no secundarle en el Gobierno.
Il Cavaliere aplaudió el fin de «la experiencia de un Ejecutivo interino» y confió en que no se repita «una suspensión de la democracia» con el nombramiento de un Gabinete no elegido en las urnas.
Asimismo, instó a Monti a que se mantenga «neutro» durante la campaña porque «tiene que permanecer por encima de la contienda».
El ya exprimer ministro llegó al poder después de la salida forzada de Berlusconi en noviembre de 2011. Siempre había manifestado su deseo de apartarse de la política cuando la economía se recuperase, pero ahora parece haberle cogido el gusto al sillón. Así, poco antes de abandonar el puesto, manifestó que sus 13 meses al frente del Gobierno fueron «difíciles, pero fascinantes», por lo que dejó entrever una posible candidatura.
Cualquier duda, la solucionará el propio Monti hoy mismo.
