La primavera es una estación que sorprende, tanto en olores como en colores. Tan solo hay que mirar y fijarse en los parques y jardines de ciudades y campos para descubrir un poderoso renacer botánico. Sin embargo, nunca o casi nunca nos preguntamos por qué sucede tal circunstancia.
Mientras que los experimentos clásicos han demostrado que las plantas son capaces de ajustar su tiempo de floración en respuesta a determinadas condiciones ambientales -como luz, temperatura y disponibilidad de nutrientes-, se sabía muy poco acerca de lo que provoca que los arbustos y árboles produzcan flores, en lugar de hojas. Pero, el secreto que la naturaleza guardaba tan celosamente ha sido desvelado.
Así, un estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Singapur ha descubierto cómo tiene lugar este proceso, tras identificar una proteína esencial para nazcan flores, en condiciones normales de luz (alrededor de 16 horas de iluminación por día). El descubrimiento ha sido publicado en la revista PLoS Biology.
Para reconocer el elemento que desencadena el desarrollo de la floración, el profesor Yu y sus colaboradores realizaron un informe de cinco años de duración, en el que analizaron las proteínas de las plantas mediante un proceso conocido como levadura de cribado de dos híbridos. Después de la digitalización de alrededor de tres millones de muestras, los investigadores identificaron una molécula, a la que llamaron FT-Interacting Protein 1 (FTIP1).
Los estudiosos observaron que las árboles con versiones no funcionales del gen FTIP1 florecen mucho más tarde, en condiciones habituales de luz. Cuando estas plantas recibieron una versión funcional del ADN, su tiempo de brotación volvió a la normalidad.
Estos hallazgos sugieren que el FTIP1 es clave en la relación entre el nacimiento de flores y la iluminación controlada, lo que implica que este gen podrían ser utilizados como marcador tanto para el cultivo de plantas como para la modificación genética selectiva.
