Atónito. Así se quedó Antonio Sanz, jefe del departamento de ‘Servicios Municipales’ de Cuéllar la tarde del Sábado Santo. “Nunca, en casi 38 años trabajando para el Ayuntamiento, había visto nada igual”, aseguraba ayer. La tormenta se barruntaba desde primera hora de la tarde, pero nadie preveía su enorme furia. A las 17,50, Sanz recibió una llamada telefónica. Empezaban los problemas. Luego otra, y otra, y otra… Sobre Cuéllar caía un auténtico diluvio.
A diferencia de otras trombas de agua históricas en Cuéllar, la del Sábado Santo vino en oleadas. Tres en concreto. Poco antes de que el reloj marcase las siete, cuando la villa estaba ya totalmente empapada, pareció que amainaba, pero no. Volvió a caer agua después, dos veces, con suma intensidad. Hasta que, cerca de las diez, la descarga del cielo paró, para alegría de vecinos y turistas.
El panorama era el de un pueblo inundado por sus cuatro costados. Durante cuatro horas, los operarios de ‘Servicios Municipales’ tuvieron que atender un sinfín de llamadas, procedentes de diversos puntos de la villa. Los voluntarios de Protección Civil se unieron a las labores, al igual que un buen número de agentes de la Guardia Civil. El alcalde de Cuéllar, Jesús García, se encargó de coordinar todo el dispositivo, en el que participaron dos motobombas y un camión del Ayuntamiento.
De la violencia de la tormenta del Sábado Santo da fe el número de litros por metro cuadrado recogidos en Cuéllar, 46. Más de uno temió por su negocio o su vivienda. Por citar dos ejemplos, la sala de calderas de una comunidad de vecinos se inundó, al igual que un bar…
En la calle Calvario, en las inmediaciones de la Plaza de Toros, “había agua para parar un tren”. Permaneció cortada un buen rato, mientras las alcantarillas lograban tragarse todo el líquido acumulado. No era ese el único punto donde se requirió la presencia de los operarios municipales.
En la carretera a Peñafiel, frente a la fuente de la Bola, se registraron corrimientos de tierra. Y, como consecuencia, la vía hubo de cortarse un rato. Por otra parte, en la carretera de Bahabón, en el barrio de San Gil, el agua también generaba múltiples dificultades. Los Paseos de San Francisco habían quedado convertidos en un gigantesco charco. Aunque las alcantarillas habían sido levantadas, para facilitar el desagüe, la normalidad tardó en recuperarse.
Donde más agua se acumuló fue, sin lugar a dudas, en la carretera de El Henar, justo en el cruce del camino del cementerio. En vista de la situación, el tráfico quedó allí cortado durante cerca de dos horas y media. Algunos vecinos de esa zona aseguraron que el agua estancada llegó a superar los 50 centímetros de altura…
Para colmo de males, la tromba provocó diversos fallos en el alumbrado público, sobre todo en las calles Nueva y Camilo José Cela, que quedaron solucionados en torno a las diez.
Tras una noche tranquila, en lo que a precipitaciones se refiere, operarios municipales procedieron en la mañana de ayer a la limpieza de las calles sucias a consecuencia de la tormenta. Mientras, en la zona de Valdihuertos, diversos propietarios de garajes debieron sacar de allí barro arrastrado por el aguacero.
Al parecer, la tormenta comenzó a descargar en la zona de Cuéllar, y se fue desplazando hacia Cantalejo y Sepúlveda. La zona más afectada fue el triángulo que forman Cuéllar, Sepúlveda y Pedraza.
En Sanchonuño, en la comarca de Cuéllar, llovió con fuerza, aunque sin causar perjuicios de consideración. “Hemos tenido mucha suerte esta vez”, aseguró su alcalde, Carlos Enrique Fuentes. En el cercano Gomezserracín, la lluvia inundó las plantas bajas de varias casas.
Por lo que respecta a otras zonas, la Diputación informó que operarios del área de Acción Territorial se vieron obligados a cortar la madrugada del domingo el tráfico entre Rebollar y San Pedro de Gaíllos, por la formación de balsas de agua y el arrastre de tierra. Dicha vía fue reabierta alrededor de las diez de la mañana.
Entre las carreteras afectadas por la tromba estuvo también la de La Salceda a Pedraza y la de Villar de Sobrepeña a Sepúlveda. En ésta última se registraron bastantes arrastres de piedras, por lo que fue necesaria la actuación de una retroexcavadora.
