Ayudar, atender y cuidar a los ancianos que no cuentan con recursos económicos es el motor por el que cada día trabajan duramente las Hermanitas de los Pobres.
El modelo y el espejo en el que las Hermanitas de los Pobres se miran es su fundadora, Juana Jugán. Acogiendo en su propia cama a una anciana ciega en 1839 hizo que naciera un proyecto que hoy en día les hace estar presentes en 32 países y contar con 30 casas repartidas por toda España.
La casa de Segovia es el hogar de 85 ancianos, que son atendidos con mimo y dedicación plena por 14 hermanas. Además, las hermanitas de los pobres no están solas y cuentan con un equipo externo que se compone por auxiliares, fisioterapeutas, personal de cocina, limpieza, y un trabajador social.
La hermana Isabel comenzó su labor cuando tenía 19 años, y ya ha cumplido sus bodas de plata al servicio de las personas mayores, como el resto de sus hermanas. Explica que su fin es procurar “los cuidados y atenciones que su edad requiere, darles seguridad, afecto y una calidad de vida digna”.
Que los ancianos permanezcan activos y se sientan útiles es otra de las premisas básicas de la casa. Paseando por las amplias y luminosas estancias del hogar es fácil encontrar personas bordando, doblando los papeles de la eucaristía, haciendo broches, bordados y distintos trabajos que venden para recaudar fondosn que destinan a sudamérica. Otros colaboran con las tareas domésticas y ayudan doblando ropa o planchando prendas. No todos pueden, pero ellos mismos intentan colaborar con la que es su segunda familia, en la que reina el cariño y el respeto.
Las Hermanitas de los Pobres sustentan su obra con el apoyo y la ayuda que la gente les proporciona, las suscripciones y los donativos anónimos. “los segovianos son generosos colaborando con nosotras, sobretodo en ocasiones especiales como Navidad” comenta la hermana Isabel. Además “la obra de los ancianos a las personas les llega, se sienten identificados”.
El voluntariado es otro de los refuerzos de la casa de las hermanitas, y cerca de diez personas acuden a prestar su ayuda en labores como el ropero, en el comedor, juegos con los ancianos, acompañamiento a sus consultas médicas…todo el tiempo dedicado es agradecido con creces por las hermanas, y más aún por los ancianos de la casa.
La hermana Isabel, como todas las hermanitas, trasmite un amor y una generosidad hacia las personas que habitan la casa que traspasa corazones. Ella explica que su labor es “muy gratificante” “Ellos no exigen nada, solo hay que saberles escuchar, dedicarles una sonrisa, acompañarles, estar con ellos”. Y está convencida de que “recibes mucho más de lo que das, hay mucho que aprender de ellos”.
Con mayor motivo desde la santificación en 2009, las Hermanitas de los Pobres celebran una fiesta en honor a su fundadora conmemorando su fallecimiento en 1879.
Ayer los ancianos junto a las hermanas realizaron una velada en el amplio jardín del hogar de la Avenida del Padre Claret en acción gracias por Sor María de la Cruz, como Jugán se hacía llamar.
Hoy todos juntos celebran una Santa Eucaristía a las 12 de la mañana, oficiada por el obispo Angel Rubio, tras la misa celebrarán una comida especial, un encuentro en el salón actos y el rezo del Santo Rosario.
Los habitantes de la casa y los que a diario les cuidan y les atienden festejan juntos que su fundadora comenzara una labor que llena a diario de felicidad a voluntarios, hermanitas y personas mayores.
