El Real Madrid de José Mourinho no pudo servirse ayer de los tantos de Cristiano y Coentrao para imponerse al competitivo Espanyol de Javier Aguirre, que aún no conoce la victoria desde que se hizo cargo del conjunto ‘perico’. De esta forma, el equipo blanco tropezó en su persecución del Atlético y el Barcelona en la tabla, al no poder sumar tres nuevos puntos en esta jornada, que sirvió, además, para que el Santiago Bernabéu despidiera el año sin buenas sensaciones.
La reprimenda de Mourinho en Balaídos tuvo consecuencias. Callejón asumió el papel de ‘nueve’, secundado por Özil y Cristiano, mientras el croata Modric quiso bailar en el centro del campo con los habituales Khedira y Xabi Alonso. No cambió, por su parte, el mexicano Aguirre, con la única novedad del debut liguero de Kiko Casilla bajo palos.
Los locales monopolizaron la posesión desde el inicio con llegadas peligrosas. Cristiano y Modric probaron fortuna, mientras el conjunto catalán parecía que se iba a convertir la víctima perfecta para servir de bálsamo en la polémica suscitada por su entrenador, José Mourinho.
Sin embargo, el ímpetu inicial del Madrid fue decayendo dando paso a un juego deslucido, más allá del porcentaje de posesión del que dispusieron. Encontrar un pasillo en la defensa comandada por Héctor Moreno y Colotto se terció difícil.
Por su parte, los blanquiazules fueron un equipo junto, compacto y con salidas eléctricas a la contra comandadas por su mayor talento, Verdú. Tras varios intentos, Sergio García logró hallar un hueco a la espalda de la zaga madridista. Cruzó el balón a Casillas y anotó. El marcador contaba 30 minutos y el Bernabéu quedó mudo.
La falta de argumentos de ambos conjuntos, a excepción del disparo que Modric estrelló contra la madera, terminó con el decimocuarto tanto de Cristiano, cumplido el tiempo reglamentario. A pesar del gol, los aficionados despidieron a su equipo con pitos.
El pequeño resquicio de opciones de triunfo que le podía quedar para el conjunto ‘perico’ menguó a los tres minutos del segundo acto. Coentrao se incorporó de forma oportuna para rematar un pase de su compatriota Cristiano.
Prácticamente esfumada la esperanza visitante, el monólogo estaba servido. La entrada de Di María en lugar de Modric mejoró a los suyos. El argentino aportó verticalidad e inspiró a Özil. Así, el carrusel de ocasiones sobre la meta de Kiko Casilla rellenaron el guión de la segunda mitad.
Sin embargo, el Espanyol comenzó a estirarse, llegando con timidez al área local hasta que en el minuto 89, Albín aprovechó el desconcierto en la zaga blanca para empatar. Así, el Espanyol arañó un punto y provocó una severa pitada del graderío ‘merengue’.
