Los egipcios volvieron a salir ayer a la calle, por segundo día consecutivo, para protestar por los violentos enfrentamientos ocurridos el pasado miércoles en Port Said tras un partido de fútbol. El llamado Viernes de la Ira se tiñó de sangre, ya que al menos cuatro personas perdieron la vida y 1.051 resultaron heridas en los enfrentamientos de los congregados con las Fuerzas de Seguridad.
Los cuatro fallecidos son un manifestante y un soldado en El Cairo y otros dos ciudadanos murieron en Suez a causa del uso de fuego real por parte de la Policía contra una multitud que había intentado asaltar una comisaría.
«Hemos recibido dos cadáveres de manifestantes que presentaban heridas de bala», señaló un médico de la morgue donde fueron trasladados los cuerpos. Igualmente, un testigo afirmó que «los protestantes estaban intentado entrar en la comisaría de Policía de Suez cuando los agentes empezaron a disparar desde corta distancia».
Aún así, varios miles de personas seguían concentradas frente al Ministerio del Interior, en la cairota plaza de Tahrir, extendiendo las protestas contra el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas un día más en una nueva muestra de descontento con el Gobierno militar.
Muchos de los reunidos eran hinchas de fútbol, indignados por la ineficacia de la Policía para impedir la tragedia, que se saldó con la muerte de 74 personas.
Si el jueves concluyó con un balance de 1.500 heridos, al cierre de esta edición las cifras de la segunda jornada de protestas alcanzaban un número parecido, ya que al menos 1.065 personas tuvieron que ser apartadas con lesiones.
Por otro lado, hombres armados secuestraron a dos mujeres de nacionalidad estadounidense cuando hacían turismo por el sur de la península del Sinai con la intención de pedir rescate por ambas, según informaron fuentes de seguridad, si bien pocas horas después, las dos fueron liberadas.
Precisamente, las dos raptadas formaban parte de un grupo de cinco personas que fueron asaltadas por un grupo de hombres con ametralladoras cuando se desplazaban en autobús desde el monasterio de Santa Catalina a la conocida localidad turística de Sharm el Sheij, en el sur de la Península.
Sin embargo, una fuente beduina indicó que las autoridades accedieron a una petición de liberar a cuatro miembros de su tribu que estaban detenido a cambio de las dos turistas.
