El presidente sirio, Bachar al Asad, fue el detonante para la caída del exdictador libio Muamar el Gadafi. Y es que, según la prensa británica, el jefe del Ejecutivo de Damasco vendió a los servicios de Inteligencia franceses el número de teléfono vía satélite del excoronel a cambio de que el Gobierno de Nicolas Sarkozy rebajara la presión sobre su régimen por la represión de las protestas. Así lo publicó ayer el diario británico Daily Telegraph, que se sumaba a las afirmaciones del pasado domingo del rotativo italiano Corriere della Sera, que aseguraba que Gadafi murió a manos de un agente galo, y no de un rebelde, como apunta la versión oficial.
Según un exagente de Inteligencia en Trípoli, Rami El Obeidi, espías franceses que operaban en Sirte, ciudad natal del exmandatario y su último refugio, consiguieron tender una trampa al fallecido tras obtener su número de móvil gracias al Gabinete sirio.
«A cambio de esta información, Al Asad obtuvo una promesa de un período de gracia por parte de París y menos presión política sobre el régimen, que fue lo que ocurrió», según incidió Obeidi
Estos datos se conocen después de que el que fuera primer ministro durante el Gobierno de transición en Libia, Mahmud Jibril, revelara este pasado fin de semana que un «agente extranjero» estuvo involucrado en la operación en la que perdió la vida el excoronel, si bien no reveló su nacionalidad.
Más allá fue la prensa italiana, que, citando diplomáticos occidentales en Trípoli, afirmó que el infiltrado era, «con casi total certeza, francés». Y es que, según agregaron esos informadores, Sarkozy quería a Gadafi muerto, porque éste había amenazado con revelar detalles del dinero que donó a su campaña en 2007.
Ante tales revelaciones, la OTAN prefirió mantenerse al margen, ya que, según aseguró su secretario general, Anders Fogh Rasmussen, la organización no dispone «de ninguna información» sobre la posibilidad de que el exdictador no falleciera a manos de un miliciano rebelde.
«La OTAN no tenía tropas sobre el terreno en nuestra operación en Libia», manifestó, mientras países como «Francia o el Reino Unido sí enviaron efectivos de sus fuerzas especiales a título personal».
Mientras, en Siria, más de un año y medio después del inicio de la revuelta, la lucha armada llegó ayer a la cuna de la dinastía del presidente, Kardaha, donde se produjeron, por primera vez, tiroteos, tal y como informaron fuentes de la oposición. Según estos datos, un primo del padre de Al Asad, considerado uno de los fundadores de las temidas milicias Shabiha, fieles al régimen, resultó herido de gravedad.
Entretanto, los combates más crueles se sucedían, nuevamente, en Alepo, donde los enfrentamientos ya han destruido más de 500 tiendas de su histórico zoco, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que ha quedado prácticamente reducido a cenizas por un incendio ocasionado durante la contienda.
Aunque las causas exactas del fuego se desconocen, se cree que las llamas se propagaron rápidamente debido a la estructura del edificio, del siglo XIV, ya que, a pesar de que el interior es de piedra, la fachada está formada por un conjunto de arcos de madera que conectan los locales entre sí.
