“Otro mundo es posible, pero lo tiene que construir y desear la humanidad”, afirma con rotundidad Eduardo Bouza, coordinador del movimiento Marcha Universal a Santiago para la Paz, que ayer salió por primera vez de Galicia y llegó a Segovia. Esta iniciativa surgió en el año 2006 en torno a un grupo de peregrinos del Camino de Santiago, que intercambiaron experiencias y vieron que el Camino unía a la gente.
Entonces, recuerda Eduardo Bouza, “se nos ocurrió que la humanidad necesitaba un proyecto universal, que uniera a todos los continentes, rompiendo fronteras, ya que la Tierra es un cuerpo. Se hicieron cinco vías, que confluían en Santiago, donde se dibujó una rosa, como símbolo de pureza y de paz”. La experiencia volvió a repetirse en 2007 y 2008, y el movimiento cuenta ya con un rosal blanco plantado en San Martín Pinario, el colegio ubicado frente a la Catedral de Santiago, que simboliza el camino hacia la paz.
El movimiento ha decidido salir de Galicia para seguir buscando personas que quieran construir un mundo en paz. La idea es que en cada ciudad, como Segovia, se realicen marchas similares a las de ayer los primeros domingos de cada mes. El próximo día 3 de junio, la Marcha por la Paz estará en El Escorial (Madrid), y en el mes de agosto en Vitoria. Todos los simpatizantes de esta causa se reunirán del 3 al 8 de agosto en Santiago de Compostela.
Ayer en Segovia, alrededor de 60 personas participaron en esta primera marcha, que se distribuyó en cinco vías, en representación de los cinco continentes. La vía África partió de Espirdo, la de América desde el Real Sitio de San Ildefonso, la de Asia de Hontoria, la de Oceanía desde Abades y Torredondo, y la de Europa de Valseca. En torno a la una y media del mediodía los caminantes se juntaron en la Plaza Mayor de Segovia, donde situaron el corazón de la rosa. Esta rosa, formada por las cinco vías, ha quedado simbólicamente unida con la establecida en Santiago de Compostela.
Los participantes recogieron un poco de tierra en representación de los municipios recorridos y del continente representado, que unieron a su llegada a la Plaza Mayor en el corazón de la rosa. La tierra de ese corazón será utilizada para plantar cinco rosales blancos, uno por cada vía, en un jardín realizado en un lugar de Segovia, para el que se solicitará permiso al Ayuntamiento. Los esquejes de esos rosales serán transplantados en los cinco caminos universales de Santiago.
“No pretendemos que vengan miles de personas, sino que vengan las personas que realmente su corazón vibre con la idea de que otro mundo es posible. Pero lo tiene que construir y desear la humanidad”, explica Eduardo Bouza.
El movimiento considera que con la marcha de ayer Santiago de Compostela y Segovia se hacen soporte de arquitectura universal y unitaria de la humanidad más allá de políticas, poder religiones, ideas, sexos y razas. “Es hora de compartir un destino de paz, solidaridad, fraternidad y tolerancia, es hora de caminar juntos como seres humanos que comparten un solo corazón”, afirman. Ayer empezaron el camino en Segovia y confían en ampliar el grupo.
