Habían pasado cuatro días desde la masacre en la escuela primaria de Sandy Hook, en Newtown y, poco a poco, los norteamericanos parecían recuperar la normalidad después de la tragedia que conmocionó al país. Pero ayer, mientras los estudiantes de la localidad volvían a las clases y los familiares de las víctimas vivían la segunda jornada de funerales por los pequeños fallecidos, un nuevo tiroteo sacudió Estados Unidos.
Según informó la Policía, cuatro personas fueron halladas sin vida en una vivienda de Colorado tras varios disparos. Entre los fallecidos, dos hombres y dos mujeres, figuraría el presunto autor de los crímenes, que aparentemente se suicidó.
Este nuevo suceso, tan cercano a una de las peores matanzas que se ha vivido en Estados Unidos, avivó el debate sobre la Segunda Enmienda, que defiende el «derecho del pueblo a poseer y portar armas». De hecho, el propio presidente, Barack Obama, ya dejó entrever en los últimos días una posibilidad de revisar la normativa, al apuntar que «hay que dar los pasos necesarios» para evitar estas tragedias. Además, el dirigente ha recibido desde el pasado viernes más de 160.000 solicitudes de ciudadanos que demandan abolir esa controvertida ley.
Mientras, la senadora demócrata Dianne Feinstein anunció para enero un nuevo intento en el Congreso para prohibir las armas de asalto, la utilizada por Adam Lanza en Newtown, una postura también defendida por el representante de West Virginia, Joe Manchin, quien, además, fue durante años miembro de la Asociación Nacional del Rifle (NRA). Su homólogo de Virginia, Mark Warner, cazador y dueño de diverso material, como rifles o escopetas, se expresó en el mismo sentido.
En los últimos años, los intentos por limitar el uso de armas en Estados Unidos no han tenido ningún éxito. La mayoría de los republicanos están en contra, pero también algunos progresistas.
Y es que la NRA, que cuenta con cuatro millones de integrantes, ejerce una presión muy dura sobre la clase política. Por el momento, este organismo ha obviado los crímenes en la escuela Sandy Hook. No ha emitido ningún comunicado al respecto ni publicado noticias en su web o su Twitter desde el pasado viernes, día en que tuvo lugar la masacre.
Entre tanto, una encuesta difundida ayer señaló que el 44 por ciento de los estadounidenses estaría a favor de una legislación más estricta sobre armas. El 32 por ciento está en contra de modificar la Segunda Enmienda. Se trata de la primera vez en cinco años que una mayoría tan clara se muestra dispuesta a poner vetos a uno de los pilares de la Constitución del país.
