Siria es una potencia regional, que está fuertemente armada y al parecer cuenta con el mayor arsenal de armas químicas de Oriente Próximo. De caer el régimen del presidente Bashar al Asad, rumor que se intensifica a medida que pasan los jornadas de conflicto, podría ocurrir, como en Libia, que las armas cayesen en manos de grupos terroristas. La atención se centra ahora sobre todo en el gas venenoso sarín, tabún y mostaza. Damasco ha admitido en varias ocasiones que posee un arsenal, pero sin dar más detalles.
Tampoco es la primera vez que el Ejército Libre Sirio (ELS), que lucha para derrocar al Gobierno, se pronuncia sobre este asunto, denunciando que el régimen ha trasladado de sitio su material pesado y tóxico, aunque ayer el destino estaba ubicado en territorios fronterizos con aeropuertos. «El mando del ELS tiene conocimiento del paradero de las armas (químicas), vimos como fuerzas leales a Al Asad desplazaban parte de las máquinas para mezclar componentes químicos a aeropuertos fronterizos», señalaron los opositores en un comunicado.
Sin embargo, el ELS no da más información sobre el lugar donde Al Asad habría pedido colocar el material, ni la fecha en la que dio la orden de poner en marcha esta estrategia que, según los insurgentes, busca atemorizar a los países vecinos. El Ejecutivo reconoció por primera vez el pasado lunes que tiene en su poder armas químicas y biológicas y amenazó con usarlas en caso de una intervención militar extranjera, aunque dejó claro que nunca para atentar contra los civiles sirios.
Los países occidentales han advertido a Siria de que habrá consecuencias si utiliza el arsenal contra la población. Israel, por su parte, manifestó ayer que podría tomar medidas en caso de que el armamento llegue a manos del partido-milicia chiita libanés Hezbolá, un grupo aliado de Damasco que tiene en su poder unos 70.000 cohetes.
Ataque insurgente
Los rebeldes sirios comenzaron ayer una ofensiva para tomar el centro de la ciudad de Alepo, uno de los centros económicos y comerciales del país, donde se enfrentaron a militares y miembros del servicio de inteligencia a la entrada de la Ciudad Vieja, un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la ONU. El comandante opositor Mustafá Abdulá, quien encabeza una unidad llamada Los Mártires de Alepo, señaló que las fuerzas leales al régimen están bombardeando el norte para interrumpir los avances rebeldes. «Estamos atacando en grupos pequeños en operaciones hit-and-run (ataca y corre)», apuntó.
Además, indicó que la falta de municiones se está convirtiendo en un problema. «La gente llega desde el campo y no tienen armas. La hora cero de Al Asad está llegando», destacó. Declaraciones con las que coinciden
Según los observadores humanitarios ayer murieron al menos seis niños y otros cuatro civiles en Herak. Mientras, las fuerzas del Gobierno señalaron que arrestaron al presunto responsable del atentado de Damasco que acabó con la vida de la cúpula de seguridad nacional fiel a Al Asad. También, subrayaron que terminaron con un motín en la prisión de la ciudad matando a 15 prisioneros.
Además, más de 1,5 millones de personas se han visto obligadas a desplazarse dentro de Siria huyendo de los enfrentamientos, medio millón más de las estimaciones anteriores de la ONU.
