En la diana. Los geólogos segovianos volvieron a dar en el centro de la diana con su ‘Geolodía 12’, una iniciativa desarrollada a nivel nacional para divulgar esta ciencia a través de una excursión de campo guiada por geólogos. Por sorprendente que pueda parecer, la actividad congregó en Segovia a cerca de 350 personas. Si se compara esa afluencia de público con la registrada ayer en el ‘Geolodía 12’ de Madrid, al que únicamente asistieron 40 personas, se deduce que en Segovia la geología ha dejado de ser una ciencia alejada de los ciudadanos. Y si aquí interesa, y mucho, es, en gran medida, por el empeño de los geólogos segovianos en conseguir su popularización.
Este colectivo decidió dedicar el ‘Geolodía 12’ al Valle de Tejadilla. El itinerario, de unos cinco kilómetros, partía desde el Puente de Hierro y terminaba en el puente del camino de Perogordo. Los geólogos organizaron al público y, a partir de las diez de la mañana, fueron dando la salida, de forma escalonada, a los diferentes grupos, dirigidos todos ellos por un monitor que repartió material didáctico.
De inicio, los aprendices de geólogos marcharon por la antigua vía del ferrocarril, sobre el incómodo balasto. Pero ese paso lento permitió ir descubriendo muchas cosas . La primera, las rocas más antiguas de Segovia, unos gneises de 500 millones de años de antigüedad, que conforman las trincheras del tren. Los monitores daban múltiples explicaciones, entreteniéndose incluso con curiosidades. Como que la primera ‘lámina delgada’ que se hizo en España fue con rocas de ese afloramiento.
En la segunda parada se pudieron apreciar arenas formadas hace 90 millones de años y, en sus inmediaciones, ‘la Peladera’, fábrica que durante años se abasteció allí mismo para construir tejas y ladrillos. Un poco más adelante, a la entrada del túnel de Perogordo, tocaba hablar de rocas marinas. A la salida, las rocas cambian totalmente, revelando un medio más continental. En este último lugar, un buen número de los participantes se llevó la mayor sorpresa del día, al contemplar el valle del Tejadilla en todo su esplendor.
Luego, tras abandonar la vía férrea, los excursionistas fueron hasta las cuevas del Búho y la Zarzamora, en cuya entrada la paleontóloga Nohemí Sala ofreció los últimos datos de sus investigaciones en ese cubil de hienas. Lo más novedoso, la reciente aparición de restos de bisontes, primera cita de esta especie en la Meseta. Para acabar, tocaba adentrarse ya en el cañón del río Tejadilla, y allí los más pequeños se divirtieron de lo lindo buscando fósiles, muy comunes en ese enclave. Y de allí, a casa, con buen sabor de boca
Una sencilla encuesta sin valor estadístico realizada ayer por esta Redacción mostraba que los participantes estaban “satisfechos” y “sorprendidos” por el recorrido. La geología que tenemos a la vuelta de la esquina, inmóvil, es desde ayer un poco menos desconocida para los segovianos.
