En tanto, continúan desaparecidas otras 47 personas, entre mineros y miembros de los equipos de salvamento que descendieron a las galerías accidentadas tras la primera explosión y que aún se encuentran atrapados bajo tierra.
«Según los últimos datos, murieron 43 personas, de las cuales 39 ya fueron identificadas», indicó un miembro del grupo operativo de emergencia, citado por la agencia Interfax.
Mientras, 84 personas resultaron heridas, de las cuales 79 se encuentran ingresadas en varios centros hospitalarios, una de ellas en estado muy grave y cinco en estado grave.
En tanto, el primer ministro ruso, Vladímir Putin, llegó esta mañana a la localidad de Mezhduréchensk, lugar de la catástrofe, donde se informó del curso de las tareas de rescate y celebró una sesión con los miembros de la comisión estatal creada con el fin de asistir a los heridos y familias de las víctimas mortales.
Además, se reunió con un grupo de familiares de los fallecidos a quienes expresó sus condolencias y garantizó que el Estado cumplirá con todas sus obligaciones, entre ellas el pago de compensaciones.
«Mis más sinceras condolencias. Yo, todos, queremos que sepan que no están solos», declaró.
Putin visitó también un hospital en la localidad de Novokuznetsk, donde conversó con los heridos, se interesó por su estado y les deseó una pronta recuperación.
Asimismo se encuentran en la zona el primer viceprimer ministro, Víctor Zubkov, el ministro de Situaciones de Emergencia, Serguéi Shoigú, y el gobernador de la región de Kémerovo, Amán Tuléyev.
La víspera, Shoigú expresó su esperanza de poder salvar a las personas que continúan atrapadas en la mina, aunque reconoció que para ello los equipos de rescate tenían, entonces, menos de 48 horas.
Asimismo, señaló que los sistemas de drenaje de agua de la mina resultaron inutilizados por las explosiones, por lo que existe amenaza de inundación, lo que pondría en mayor riesgo la vida de los mineros y complicaría las labores de rescate.
En el momento de la primera explosión en la mina «Raspádskaya», 359 trabajadores se hallaban en su interior, de los cuales la mayoría pudieron ser evacuados en un primer momento.
Kémerovo ha sido escenario en los últimos años de los mayores accidentes mineros ocurridos en Rusia, uno de los mayores productores mundiales de carbón.
El mayor accidente minero de los últimos 60 años en este país tuvo lugar en marzo del 2007, cuando 108 mineros murieron debido a una explosión de grisú en la mina «Ulianóvskaya».
Dos meses más tarde, otros 38 trabajadores perdieron la vida a causa de una explosión de metano en la mina de carbón «Yubiléinaya», también en Kémerovo.
