La exposición ‘3 Modos de Mirar’, surge del ofrecimiento que hace el Patronato de la Fundación Rodera Robles a tres de sus colaboradores, para exponer una muestra de una de sus aficiones: la fotografía.
Los ‘tres Juanes’ y las exposiciones temporales del Rodera-Robles
Así se conoce en la institución a Juan Ignacio Davía San José, Juan José Bueno Maroto y Juan Pedro Velasco Sayago. Desde la inauguración del rehabilitado edificio de la ‘Casa del Hidalgo’, sede del Museo de la Fundación, ubicado en la antigua parroquia segoviana de San Facundo — calle San Agustín, 12 —, una parte importante en la programación y organización de las exposiciones que han pasado por las salas temporales han corrido a cargo de estos tres colaboradores.
Indica el folleto de la exhibición que nos ocupa: “los tres son grandes amantes de su Tierra y coleccionistas de casi todo lo relacionado con Segovia… y, por supuesto material fotográfico en que se constate las múltiples realidades de Segovia a lo largo del tiempo… Y, como apasionados de la imagen, han recorrido y fotografiado la capital y la provincia mostrando los distintos modos de ver…”.
De este conocimiento especializado y la singular manera de presentar lo expuesto en las salas temporales, han nacido muestras dedicadas a los antiguos establecimientos comerciales (‘La calle Real de arriba abajo’, ‘Tabernas, ventorros, bares’); retrospectiva de espacios determinados (‘La Plaza Mayor’, ‘20 años del siglo XX’); monumentos segovianos y su imagen relacionada con el nombre comercial de productos y empresas (‘Alcázar’, ‘Acueducto’, ‘Santos segovianos’)…
La exposición actual
De esta sensibilidad a la hora de plasmar un territorio y la población que lo habita, hemos querido ejecutar una recopilación que mostrará, por una parte, el trabajo de publicación de textos e ilustración gráfica realizado a lo largo de años.
Para ello se muestra, en las vitrinas de las salas, documentación gráfica aparecida en distintos medios impresos: libros, folletos, periódicos, revistas…
Por otro lado, colgadas en los muros de las estancias que albergan las muestras temporales, sesenta fotografías que completan los ‘3 Modos de Mirar’. Los autores ofrecen al visitante tres enfoques diferentes, tanto en la observación de lo fotografiado, como de las distintas técnicas de captar lo visionado: de la actualidad digital almacenada en una tarjeta SIM, al pasado analógico del carrete y la diapositiva.
Del digital al analógico
En el caso de Juan I. Davía toca el turno a la fotografía del día a día, del instante. Fotografía actual, a través del objetivo de un teléfono móvil, captando una visión cotidiana de lo acontecido en la Segovia en los últimos meses (2018). El paso efímero de los días deambulando por las calles de la ciudad. Caminando sin una dirección determinada, eso sí, con la determinación de ser notario de acontecimientos habituales o que se salgan de la regla común.
Juan J. Bueno, presenta un enfoque fotográfico más conceptual. Objetos y paisajes de gran colorido, jugando con la proporción y las figuras geométricas de los espacios retratados. Visión artística captada, en el empeño expositivo de mostrar tres miradas y tres medios mecánicos, con equipo digital y analógico.
Finalmente, en la tercera área expositiva [Juan P. Velasco], hemos reservado la parte del pasado analógico. Con el rescate de antiguas diapositivas nos introducimos en el pasado reciente de la provincia de Segovia. Imágenes enraizadas con oficios y profesiones que, hasta hace unos años —están realizadas en los años 80-90 del siglo pasado— podíamos enfocar a través de nuestro objetivo en distintos puntos de la geografía provincial.
Una Segovia que ‘pateábamos’, siempre que teníamos un rato libre, captando unos cuadros costumbristas que, intuíamos, poco a poco irían desapareciendo. Costumbres, tradiciones u oficios que año tras año decaían, por falta de interés, de personas que las mantuvieran o por efecto de nuevas técnicas de trabajo.
Así, topar con un carro tirado por una yunta de bueyes o mulos, en una estrecha calleja de un pueblo, cargado de gavillas camino de la era o de paja hacia los corrales; sorprender a una familia de agricultores, en medio de una tierra o un prado, cargando con el gario, el fruto de la cosecha, no tenía para nosotros parangón con nada de lo que tratábamos en nuestra forma de vida o nuestro trabajo cotidiano en la capital.
Observar la tarea de limpiar las tripas de cerdo, preparándolas para embutir la matanza, en un antiguo lavadero público; ver el trabajo de pisar el barro, mezclándolo con la paja para, más tarde, bien amasado, realizar artesanos adobes; abrir bien los ojos para contemplar las evoluciones de un verdadero ‘artista-ingeniero’ del arado romano, enganchado a un par de mulos o bueyes dirigiendo con asombrosa maestría a los animales para trazar unos surcos paralelos de una precisión inusitada.
Estos recuerdos, junto a los chalanes del mercado de ganado o el herrero que da forma a una herradura en la antigua fragua del pueblo o los pastores que se afanan en retornar al redil el rebaño, con los corderillos recién nacidos a cuestas, son algunas representaciones iconográficas que hemos querido reflejar en la parte etnográfica de la muestra.
Tartanas y carros que recorrían nuestros pueblos no hace tantos años, y que tuvimos la suerte y el acierto de captar, a más de observar, para que quede en el ideario colectivo de los segovianos.
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(*) Documentalista y Coordinador de las exposiciones temporales del Museo Rodera Robles.
