Ser competitivo en una liga de máxima exigencia como es la Asobal pasa por dominar, o al menos tener más que controlados, un buen número de aspectos del juego. Pero hay uno que es imprescindible saber hacer bien si quieres poder competir por los partidos prácticamente en cualquier situación, y ese pasa por la defensa. Porque si defiendes bien puedes robar balones y montar contragolpes rápidos y ganas en confianza a la vez que se la quitas al rival.

Sobre la pista del Guerrer@s Naver@s, el mismo Viveros Herol Nava que hace un par de jornadas firmó la derrota más dolorosa de los últimos años ante el Balonmamo Guadalajara, realizó el mejor partido defensivo que se recuerda ante un Dicorbepal Logroño que llegaba a Nava de la Asunción como el equipo más en forma del campeonato exceptuando al Barça, y que se marchó del pabellón con la sensación de haber rubricado su peor partido en ataque en mucho tiempo.
Cerrando todas las vías
Y ello fue así porque desde el primer minuto el Balonmano Nava se exhibió en el apartado defensivo, con Nico Bonanno y Gonzalo Carró, muy bien asistidos por los laterales, cerrando todas las vías de penetración riojana y, lo que resultó definitivo, impidiendo que el BM Logroño consiguiese conectar con Álvaro Martínez o Álvaro García en el pivote. Y, cuando la defensa ayuda el portero suele brillar, así que Patotski también hizo más que bien su trabajo durante muchos minutos, y Buda hizo un cuatro de cinco en paradas, con especial mención desde los siete metros.

El BM Logroño tardó más de cinco minutos en marcar su primer gol, y otros cinco en conseguir el segundo. Y aunque el equipo del segoviano Miguel Ángel Velasco imponía también su fuerza en defensa, con Xoan Ledo haciendo bien su trabajo bajo el larguero, la iniciativa en el partido era local.
Marcar un gol era celebrado como un triunfo porque el trabajo defensivo en ambas áreas era tan brutal que en el ecuador del primer tiempo el electrónico marcaba un 4-3 para el Viveros Herol, que terminaba las jugadas y estaba más que concentrado en cada bola dividida, aunque en alguna ocasión ello propiciara algún que otro golpe, como el que protagonizó Davide Pugliase y por el que vio una justa tarjeta roja a diez minutos del descanso. Pero el Balonmano Nava estaba tan metido en el partido, y el Dicorbepal Logroño tan fuera de él, que el parcial en esos dos minutos de inferioridad segoviana fue de 0-0, para cerrarse la primera parte con un 9-6 que parecía imposible tal y como se estila el balonmano actual con tantos ataques.
Logroño se descuelga
El panorama en la segunda parte no se movió ni un milímetro, con el Viveros Herol defendiendo al límite y el BM Logroño haciendo lo propio, con Patotski y Ledo tocando remates de los rivales. Nava no regalaba un solo lanzamiento sencillo a su oponente, y prefería forzar los siete metros antes que permitir un remate sencillo de un oponente. Y en ese trabajo tanto Patoski como Buda fueron fundamentales, desesperando a los lanzadores riojanos y permitiendo que, poco a poco, el equipo de casa fuera abriendo la brecha en el marcador.
Tan sólo en la recta final del partido, cuando el BM Nava dominaba por ocho goles, el BM Logroño logró su único parcial favorable
Así, si al descanso eran tres los goles de renta, mediado el segundo tiempo la diferencia ya era de siete (15-8). A Miguel Ángel Velasco sólo le funcionaba Xoan Ledo, porque ni las rotaciones, ni atacar con siete le sirvieron para reducir la distancia, más bien todo lo contrario.

Los aficionados locales se frotaban los ojos (y los visitantes también), porque el partido no sólo se movía por unos parámetros realmente inesperados, sino que corría cierto peligro de terminarse bastante antes de tiempo, como así sucedió cuando a diez minutos para el final Óscar Marugán cerraba un 18-10 desde los siete metros tras una acción sobre David Roca, cuyo retorno fue toda una bendición para el Balonmano Nava pues dio momentos de descanso a David Fernández y, tras la expulsión de Pugliase (más la baja de Lufuanitu) se ubicó en el extremo derecho.
A Óscar no le tiembla el pulso
El 19-11 a ocho minutos del final dio paso a un juego bastante más acelerado que le vino peor al Viveros Herol, que recibió su primer parcial en contra de todo el encuentro, con un 0-4 que puso el 19-15 a cuatro para la conclusión. Afortunadamente a Óscar Marugán no le tembló el pulso en un siete metros que fue decisivo, porque restó aire a un BM Logroño que había sacado la cabeza y se veía con opciones de remontada.

Las exclusiones finales de Pablo Herranz y Nico Bonanno no provocaron más ansiedad que la justa a los locales, porque sus rivales estaban demasiado lejos y tampoco aprovecharon todas sus opciones de poner en riesgo la victoria segoviana. El 21-17 final fue tan justo como celebrado por el Balonmano Nava, que demostró su competitividad. Porque si eres competitivo y defiendes como si te fuese la vida en ello, en esta Liga Asobal puedes ganar a cualquiera… que no vista de azulgrana.
