13 de diciembre, festividad de Santa Lucía, patrona de oftalmólogos, ópticos y de la buena vista, vista que tuvieron la Reina Isabel y el navegante Colón para descubrir el Nuevo Mundo. Este día, de 1474 se coronaba en Segovia la Reina Isabel I de Castilla.
En página 8 de este Diario, del viernes 14 de noviembre pasado, ‘Vox pide conmemorar el aniversario de la coronación de Isabel La católica’, que cada 13 de diciembre la Corporación celebre un sencillo homenaje en la iglesia de San Miguel en cuyo atrio fue coronada Isabel I de Castilla, ante el busto en bronce, obra del granadino Francisco Javier Galán Domingo, propuesta de acto consistente en palabras del Alcalde Presidente, panegírico de la Reina y colocación de una corona de laurel dedicada a la extraordinaria mujer e influyente reina.
Hoy 13 de diciembre la actual Corporación Municipal recuerda con diversos actos que en Segovia, España pasaba, con los RR. CC., de la Edad Media a la Moderna(1492).
Se recuerda el solemne acontecimiento del 13 de diciembre de 1474 en que se coronaba a la princesa Isabel pronunciando los presentes la fórmula: “Castilla, Castilla, Castilla, por la muy alta e muy poderosa Princesa e Señora , nuestra Señora la Reyna Doña Ysabel, e por el muy alto e muy poderoso Príncipe, Rey e Señor nuestro Señor el Rey Don Fernando como su legítimo marido”.
Justo y necesario homenaje para la extraordinaria reina, por la que pudo decirse “Sin Segovia no luna”, máxime el próximo año en que se conmemora el 550º aniversario de su proclamación, no siendo la primera vez que en estas mismas páginas, avergonzado de que cada 13 de diciembre pasase en Segovia como una anodina fecha más, opino que con tal celebración no se da tanta gloria a Isabel, como mérito y publicidad recibe Segovia, como cuna del reinado que descubrió, culturizó y evangelizó el Nuevo Mundo, reconquistó Granada, decretó la expulsión de judíos no conversos, saneó las finanzas y restableció la autoridad real, honor y suerte que no todos los días ni en todas partes hay tal oportunidad.
No es ampulosa frase, sino fiel expresión de la realidad la que el ingeniero alemán de la NASA Wernher von Braun, diseñador del Saturno V que propulsó al Apolo11 que en 1969 llegó a la luna, puso en el Libro de Oro del Mesón de Cándido: “sin Segovia no Isabel, sin Isabel no Colón, sin Colón no América, sin América no luna”, lema el de ‘sin Segovia no luna’ (without Segovia no moon) que se aportó en apoyo de la candidatura de Segovia para Capital Europea de la Cultura 2016.
El reinado de Isabel muestra en nuestra provincia algún claroscuro, aunque el fiel de la balanza se incline sensiblemente al lado positivo; ya decía su hermano, señor de Segovia desde 1440, cuarto de los monarcas Enriques, y así lo ponía en su escudo, “agridulce es reinar”. Junto a los éxitos y agradecimientos del pueblo en general, recuerda el cronista Colmenares que alguna madre segoviana abofeteó a sus hijos para que nunca olvidasen la traición de los RR.CC. a Segovia, imitando lo que de pequeños decíamos referido a la torta que el obispo da al confirmando “para que te acuerdes del Obispo de Roma, toma…”, incluso en la actualidad el espectro de opinión sobre esta mujer va de estar, desde 1957, en proceso de canonización, a la infundada sospecha de envenenamiento de allegados, pero nunca desapercibida.
Isabel, como su hermano, que decía “mi Segovia”, porque ‘Señor de Segovia’ era y gustaba decirse ‘El Segoviano’, quiso mucho a la ciudad en que vivió y aquí dio importantes pasos como, en 1471, la reconciliación entre los dos hermanos, o la firma de la ‘Concordia de Segovia’ gestada en el Castillo de Turégano y firmada por ambos monarcas Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, el Cardenal Mendoza y el Arzobispo Carrillo, en el Palacio de San Martín, el 15 de enero de 1475; la Concordia asentaba las bases del reinado paritario de Castilla y Aragón, ‘Tanto Monta’, pero anteponiendo siempre las armas de Castilla; en el Alcázar recibió a Colón, vivió en el palacio de San Martín y en el Alcázar, juró los privilegios y libertades de la ciudad, encargó a Pedro de Mesa, prior de El Parral, la restauración de treinta y seis arcos del Acueducto, obra que costó 2.343 maravedíes, visitó varias veces Aguilafuente, Sebúlcor (Santa María de la Hoz), Cuéllar, Martín Muñoz de las Posadas…, y testó que a su muerte, de no poder hacerlo en Granada, fuese enterrada en nuestro monasterio de San Antonio el Real. Dio cuerpo legal a la Mesta, siendo la lana ‘oro’ de la época, y Segovia sobresaliente por sus lanas y paños, exportando 25.000 piezas todas avaladas por la Casa del Sello, fue en tiempo de los RR.CC. importante centro económico y social teniendo ya 19.500 habitantes.
Juan Bravo vino a Segovia como ‘contino’, de los RR.CC. y llegó escoltando a la Reina, y aquí residió hasta su muerte. También acompañó los restos de la reina hasta su postrer destino en Granada.
En la expulsión de los judíos no conversos una carta de los RR.CC. ordena proteger a los hebreos establecidos en la ciudad de Segovia. Abraham Senneor, tras su bautismo, elige llamarse Fernán agradecido a Fernando el Católico.
Isabel tomó por confesor a Torquemada, prior de los dominicos segovianos.
Es cierto que favoreció a sus amigos Cabrera – Bobadilla con los sexmos de Valdemoro y Casarrubios, pero en su codicilo testamentario dio órdenes para que estas tierras segovianas volviesen a su origen, aunque no lo consiguió, revocando las donaciones de terreno segoviano a los Condes de Chinchón otorgándoles a cambio terrenos del reino nazarí.
Como digo, hay en nuestra tierra opiniones de diversa tendencia, pero mayoritarias las que reconocen la valía de esta mujer extraordinaria y destacada reina y las que anteponen a cualquier otra faceta el segovianismo y la inmensa obra que tanto, aunque a veces desaprovechado, renombre dio a la ciudad, que en desafortunado olvido queda el colorido y la pompa de la recreación de los actos de coronación en nuestra ciudad de la reina que descubrió, colonizó, culturizó y evangelizó un nuevo mundo, brillante teatralización presenciada por 5.000 segovianos y curiosos visitantes, realizada por calles y plazas y en el enlosado de la catedral el 11 de septiembre de 2004 (y el 15 de diciembre de 2013), actuando 400 personajes de la sociedad segoviana y 30 jinetes a caballo, que no encuentro motivo para no repetir, máxime cuando están realizados los gastos del impresionante y fiel a la realidad vestuario, y elegido el reparto de personajes que tan emotiva efeméride exige. Firmaron el acta de colaboración los entonces consejero de Cultura y Turismo, alcalde, presidente de la Diputación, director general de la Sociedad Estatal y presidente de la extinta Caja de Ahorros.
Una de las series televisivas de mayor éxito, ‘Isabel’, de la Productora Diagonal T V recreó en nuestra tierra varios episodios.
Segovia, por bien nacida, agradecida, debe cada 13 de diciembre homenajear, al tiempo que la ciudad se realza y vanagloria, a la Reina que en el atrio de San Miguel inició el más glorioso y positivo imperio. Y no sería indiferente para cada celebración del 13 de diciembre programar con el mayor verismo el acontecimiento aquí vivido, publicitar ampliamente la solemne, colorista y tan fiel a la historia teatralización, institucionalizar este singular hito, como en tantos lugares se rememoran con el mayor lujo y realismo posible brillantes páginas de nuestra Historia: el Cronicón de Oña, El Paso Honroso de Hospital de Órbigo, la Quema de la ciudad de Medina del Campo (tan relacionada con Segovia), en Tordesillas el día del tratado, o la Reina Juana y los Comuneros, la Boda del Empecinado en Castrillo de Duero, la Batalla de Atapuerca en Burgos, en Villagarcía de Campos ‘De Jeromín a Juan de Austria’…
Si París bien vale una misa, la reina Isabel bien vale un agradecido homenaje.
Que ésta sea convocatoria para ediciones más avisadas, para que los segovianos acudamos masivamente cada 13 de diciembre, como lo hacemos para renovación del voto a San Roque, cantar el villancico a San Frutos, recibir y despedir a nuestra santísima patrona María de la Fuencisla, o incluso despedir deportivamente cada año, pidiendo a San Silvestre que nos depare uno nuevo mejor.
