Tras la desaparición de Osama bin Laden y, aunque la amenaza de los talibanes sigue en auge, Estados Unidos parece no encontrar otra solución para finalizar con el conflicto en Afganistán que el próximo octubre cumplirá 10 años. Así, el presidente Barack Obama, ultimó ayer con sus asesores el discurso a la nación en el que se preveía que anunciara horas después (y que al cierre de esta edición aún no había comenzado) los detalles del comienzo de la retirada gradual de las tropas norteamericanas del país en el que actualmente mantiene un contingente de 100.000 soldados en el estado asiático.
Con la caída del líder del movimiento terrorista Al Qaeda, el mandatario parece haber decidido acelerar el proceso de su plan para el cumplimiento de la estrategia que dio a conocer en diciembre de 2009, puesto que su muerte ha debilitado a la organización, y por lo tanto no supondría tan necesaria una presencia militar tan numerosa en la zona.
Todo parece apuntar que el líder de la Casa Blanca anunciará la marcha de 5.000 soldados en julio, y otros 5.000 abandonarían a lo largo de este año. Para finales de 2012, habrían regresado los 30.000 reclutas enviados a lo largo del año pasado para reforzar a las fuerzas aliadas y permitir que las tropas afganas aceleraran su formación. El completo repliegue se completaría, según lo previsto por la OTAN en su cumbre del pasado noviembre en Lisboa, en 2014.
En una reunión fuera del calendario oficial, Obama se reunió la semana pasada con el comandante de las tropas aliadas en Afganistán, el general Petraeus -propuesto como nuevo director de la CIA a partir de septiembre-, quien le presentó una serie de opciones para la retirada total. La elección que finalmente se ha escogido, según filtraciones de altos funcionarios, cuenta con el apoyo de Petraeus y a lo largo de los próximos 18 meses se replegarán las tropas.
Entre los riesgos que se contemplan está el de que una aceleración del abandono norteamericano estimule una precipitación también del ritmo de salida de tropas de otros países de la OTAN, que actualmente son 40.000.
Ello podría ser interpretado, tanto por las autoridades afganas como por los líderes talibanes, como una prueba de que la comunidad internacional había renunciado ya a la estabilización de ese país. Esto, a su vez, podría motivar una nueva ofensiva de los insurgentes, con los que, según fuentes oficiales de la Casa Blanca, Washington ha comenzado a entrar en contacto con el propósito de explorar una solución negociada.
Por su parte, la mayoría de los ciudadanos norteamericanos (un 56 por ciento) son partidarios de que las tropas abandonen Afganistán lo antes posible, de acuerdo con una encuesta realizada por el Centro de Investigación Pew. Hace apenas un año, este dato era del 40 por ciento. El apoyo popular a la misión en el país asiático ha venido cayendo debido a los costes humanos y económicos que ha tenido para Estados Unidos, precisamente en un momento en que los legisladores, republicanos y demócratas tratan de reducir el déficit público. Por el contrario, el 39 por ciento de los encuestados cree que los soldados deben permanecer sobre el terreno hasta que se estabilice la situación, frente al 53 por ciento que optaba por esta opción hace un año.
Por otro lado, encuestas recientes ponen de manifiesto que la popularidad de Obama ha perdido el repunte que experimentó con la operación contra el difunto terrorista Osama bin Laden, el pasado 2 de mayo en Pakistán. La compañía Gallup precisa que la fama del presidente se encuentra ahora en el 46 por ciento, cuando el mes pasado llegó al 50 por ciento.
Los responsables del sondeo afirman que el respaldo a una pronta retirada ha aumentado «en casi todos los grupos políticos». Sin ir más lejos, el aspirante republicano a la candidatura presidencial Jon Huntsman pidió ayer al presidente Obama que agilice el ritmo del repliegue militar para empezar la reconstrucción en «casa». Para el ex gobernador de Utah, «Obama es demasiado lento y debería hacer un esfuerzo para que el monto gastado en Afganistán se emplee en nuestro país», señaló.
