Las cuatro jornadas consecutivas sin perder que acumula la Gimnástica Segoviana están empezando a saber a muy poco a efectos clasificatorios, porque la liga se está acabando y el conjunto azulgrana no logra avanzar más que de uno en uno, como si de una mala racha al parchís se tratase. El equipo gimnástico tira el dado y desde hace tres jornadas siempre le sale un uno mientras que el resto va variando sus tiradas, pero dando la sensación de que están avanzando mucho más.
En el encuentro ante el Amorebieta a la Segoviana no le dio más que para volver a sumar un empate, por más que el equipo volviera a terminar el partido en el área rival. Pero una primera parte manifiestamente mejorable puso en cuarentena el buen momento del conjunto gimnástico, que en el segundo tiempo sí puso todo el empeño que por momentos pareció faltarle hasta el descanso.
Y no es porque los jugadores no lo intenten, sino porque cuando estás en una situación tan apurada todos los partidos son finales, y tienes que afrontarlos de esa manera. Y durante el primer tiempo del conjunto de Ramsés Gil los aficionados locales no tuvieron la sensación de que el equipo fuera de verdad a por un Amorebieta cuyos futbolistas sí dieron la impresión en todo momento de estar verdaderamente jugándose la permanencia.
HERVÍAS, UN DOLOR DE CABEZA
Porque el equipo visitante fue el que avisó primero con un saque de esquina peinado al segundo palo donde Eric no acertó a rematar, y controló de manera más que acertada a una Segoviana que intentaba saltar la primera línea de presión con envíos en largo hacia la banda de Silva, con un éxito escaso, que era el mismo que se tenía en la otra banda porque la presión de los jugadores vascos resultaba más que efectiva, y Hervías era todo un quebradero de cabeza para Céspedes, al que Borrego intentaba echar una mano. Pero la diferencia de intensidad entre unos y otros se hacía palpable en la mayoría de los duelos.
Oliva rescató al equipo en la primera parte, y tras el descanso la reacción llevó a la Segoviana a volcarse sobre la portería contraria
Pero para que el Amorebieta esté donde está en algo tiene que flaquear, y ese ‘algo’ fue en La Albuera los balones verticales, que pueden parecer fáciles para una defensa bien asentada pero que tienen su complicación si no eres contundente. Y eso fue lo que le pasó a la zaga visitante antes de que llegara el primer cuarto de hora de partido, y apenas dos minutos después de que a Fer Llorente le hubiera salido muy centrado un remate claro desde la frontal. Un envío en largo de López no fue despejado por el pivote, le botó a Kortázar lo suficiente para superarle, y le llegó a Berlanga que decidió con calidad en el mano a mano.

Hecho lo difícil, había que esmerarse en lo ‘fácil’, que pasaba por defender el marco ante un rival que no dejaba de llegar a la línea de fondo y colgar balones. En uno de ellos, poco después del 1-0, la defensa de la Segoviana permitió que, dentro del área, Eric se colocara el balón en la derecha, levantara la cabeza y pusiera un centro medido para que Marín cabecease ajustado al palo el empate a uno. Que la acción pudo defenderse mejor es algo de lo que no quedaron demasiadas dudas.
Desde ese momento, y hasta el descanso, todas las acciones de verdadero peligro fueron visitantes. Tanto que Oliva tuvo que salvar a la Segoviana en un par de ocasiones, a remate de Marín tras un córner y de Hervías en una falta, mientras que la afición comenzaba a tomarla con el árbitro por no hacerlo con sus futbolistas que se marcharon cabizbajos a los vestuarios con el 1-1.

La Gimnástica que saltó al campo en el segundo tiempo vestía la misma camiseta que en la primera parte, pero ya no era la misma. Con mucha más energía en las acciones, aunque la primera ocasión fuera de nuevo para Hervías en otro lanzamiento de una falta muy evitable en la frontal, el equipo azulgrana fue mucho más reconocible, más encima en la presión ayudando a un Farrell que en ocasiones estaba demasiado solo haciendo ese trabajo, y recuperando donde se podía hacer daño.
CON QUERER NO BASTA
Pero… siempre faltaba finura en el último toque. Fer Llorente no tenía el día, y aunque los cambios le dieron mucho aire al equipo y se le restaron a un Amorebieta que en la última media hora de encuentro no logró encadenar una sola acción peligrosa sobre el marco azulgrana, las oportunidades para marcar fueron escasas y en todas ellas el portero Marino no tuvo ni siquiera que intervenir.
Faltó precisión en las zonas ofensivas, con opciones claras en superioridad que se fueron al limbo por un último pase fallado
El partido se volcó hacia el marco visitante, pero Silva mandó ligeramente desviado su cabezazo en el primer palo tras un lanzamiento de esquina, y poco más tarde una falta botada por Astray intentando sorprender al guardameta vasco se marchó muy cerca de la escuadra. Y, para rematar la faena, en la última acción del encuentro un centro de Silva pasó por encima de la cabeza de Fer y de su defensor, llegando en buena posición a Gómez que, en el segundo palo… no logró conectar con el balón. Es el sino de los equipos de abajo, que tienen que hacer el doble para conseguir la mitad. Y esta Segoviana tiene que seguir haciendo el doble todos los minutos de todos los partidos para intentar que este dado trucado del parchís de vez en cuando le saque un tres… que aún no es tarde.
