Bienvenida a su casa

Segovia tributa un multitudinario recibimiento a su patrona en la Catedral, cuya imagen presidirá los actos del novenario La escuadra de batidores de la Guardia Real dió brillantez al traslado de la virgen desde su santuario.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones”. La profecía de la Virgen María en el “Magníficat” se encarna año tras año en la Plaza Mayor de Segovia en la que miles de segovianos marcan en su calendario la cita ineludible con su patrona. Con la mirada puesta en el cielo, en previsión de algún inoportuno chaparrón, la Real Cofradía ultimaba a las puertas del santuario los preparativos de la carroza que trasladó ayer a la Virgen hasta la Catedral. Dentro, en el presbiterio, la imagen aguardaba el inicio de la procesión y los devotos apuraban los últimos minutos para acercarse a la Virgen, tomar fotografías y besar su manto en señal de respeto.

Tras la misa, celebrada en el santuario por su rector, Angel Miguel Alonso, las camareras de La Fuencisla trasladaron la imagen hasta la carroza, donde ya la esperaban decenas de segovianos y la escuadra de batidores a caballo de la Guardia Real, que este año abría el cortejo procesional que llevó a la Virgen hasta la Catedral.

El buen tiempo y el sol precursor del otoño acompañó el traslado de la patrona de Segovia a la Catedral, cuya carroza estaba flanqueada a ambos lados por los “jóvenes de honor” de La Fuencisla, y a la que también acompañaron la presidenta de la Real Cofradía, Julia González-Herrero, junto al rector del Santuario y las camareras e integrantes de la directiva de la Real Cofradía.

Con su ya tradicional puntualidad, la carroza con la virgen hacía su entrada en la Plaza Mayor a las 20.30 horas, siendo recibida por una tímida salva de aplausos por los centenares de segovianos que esperaban su llegada; y que fueron aumentando en intensidad con la interpretación del himno nacional a cargo de la Banda Municipal de Música. Frente a la Casa Consistorial, una formación de alumnos de las escalas basica y superior de la Academia de Artillería cumplimentaron a la patrona de Segovia, y ante los soportales la esperaba la alcaldesa de Segovia Clara Luquero, que pasará a la historia como la primera alcaldesa en participar en los actos del novenario. Tras Luquero, una amplia representación del consistorio segoviano, así como las autoridades locales y provinciales y representantes de los distintos sexmos de la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia participaron también en la recepción.

La llegada de la Virgen fue saludada también por el obispo de Segovia, Ángel Rubio Castro, que junto al Cabildo de la Catedral salió al encuentro de la patrona. Antes de entrar en la Catedral, el grupo de danzas “La Esteva” interpretó una jota en honor de la Virgen, ya que la amenaza de lluvia aconsejó acortar su intervención por precaución. A la entrada en la Catedral, los segovianos que llenaban la nave central y las inmendiaciones del altar mayor aplaudieron la llegada de la Virgen, entremezclando sus vítores con la música y las voces del Coro de la Catedral.

Tras una breve celebración de la palabra y la salutación de la presidenta de la Cofradía, tomó la palabra el obispo de Segovia para pedir a los segovianos que participen en el novenario “con fe y devoción”, y recibir a la virgen, a la que definió como “la dama y señora de nuestros corazones”.

El prelado segoviano realizó un interesante paralelismo entre la procesión de la virgen y las “procesiones” que María de Nazaret realizó a lo largo de su vida en momentos clave como el anuncio de su divina maternidad, la búsqueda y hallazgo de Jesús en el templo y los amargos momentos de su Pasión y Muerte.

Monseñor Rubio invitó a los segovianos a reflexionar sobre estos momentos y hacerlo “mirando siempre los ojos misericordiosos de la Madre de Cristo, porque nunca nadie que haya apelado a su intercesión se ha visto desatendido”.

El canto del Himno a La Fuencisla dio paso a la subida de la imagen de la virgen hasta el lugar dominante del altar mayor, donde los efectivos del Cuerpo de Bomberos aplicaron todo su esfuerzo y dedicación en la delicada tarea de colocar la talla en el soporte con la que se le sube y posteriormente colocarla sobre la peana que este año estrena para esta ocasión. Durante el novenario, la virgen permanecerá vestida con el manto en colores rojos y dorados donado por una familia segoviana, y lucirá la corona que se le impuso en su coronación canónica en 1916, así como un collar donado por el anterior Marqués del Arco, la Medalla de Oro de la Ciudad y un valioso pectoral junto a un rosario con cuentas de cristal de Murano.