Misión imposible para el Gran Canaria

La superioridad del Khimki sentencia la final a falta del partido de vuelta.

El Herbalife Gran Canaria encajó una holgada renta de 25 puntos en la final de la Eurocup ante el Khimki, después de perder contra el equipo ruso (66-91) en la ida celebrada en el Gran Canaria Arena, y de donde los españoles salieron con una dolorosa derrota para afrontar la vuelta con pocas garantías de proclamarse campeón.

Los rusos, que ya conquistaron este título en 2012, maniataron los nervios propios y extraños en busca del gran objetivo: levantar el trofeo y ganarse el derecho a disputar la Euroliga en la próxima temporada. Así, los moscovitas arrancaron entonados el duelo y firmando un parcial de 2-8, gracias al acertado reparto de asistencias de su base Tyrese Rice. Su compañero Paul Davis era el principal beneficiado de los pases del ‘playmaker’ visitante, quien asistió a la primera reacción del Herbalife; mediado el primer cuarto, el cuadro local estabilizó una contienda (9-8) que se volvió a desequilibrar con otro posterior estirón ruso.

Tal arrebato se certificó entre los últimos compases del periodo inaugural, consumado con 19-21, y los primeros del segundo; ahí, el Khimki comenzó a alcanzar unas rentas superiores a la decena que los locales redujeron a siete antes del descanso.

El ‘Granca’ veía peligrar el sueño de ganar su primer entorchado continental, tornándose además en pesadilla y sobre un escenario en el que pocos contaban con la derrota. No en vano, los canarios se habían mantenido invictos como locales en todo el transcurso de la presente Eurocup, después de once partidos disputados en dicha condición.

Tras el tercer cuarto, que terminó con los de Aíto soñando con el triunfo (54-59), llegó el vendaval ofensivo ruso desde la línea de tres puntos, liderado una vez más por el omnipresente Rice auspiciado por sus camaradas Egor Vyaltsev y Petteri Koponen, dando un paso definitivo para la conquista del trofeo continental.